Mejor declararse terrorista que la mama sepa que soy impotente

Eso debió pensar Madin Azad Amin cuando le detuvieron en el aeropuerto de Chicago el pasado 16 de Agosto. Viajaba con su madre, así que cuando le preguntaron los agentes de seguridad qué era un artefacto con forma de granada de su equipaje en vez de reconocer que era un «inflapollas» dijo que era una bomba…

La incapacidad para la autocrítica, la desconfianza entre ellos, la falsedad y el orgullo vanidoso están entre las señas de identidad de los musulmanes. Cómo va a permitir un seguidor de Mahoma que su madre sepa que es impotente. ¡Ánimo, garañón!

US: Better Dead than Red… by Blushing

ACTUALIZACIÓN: También lo trata Mark Steyn

En este artículo que publica Libertad Digital. Lo utiliza magistralmente como hilo conductor para contar cosas tan penosas como esta:

mi colega del National Review David Frum calcula que unos diez minutos extra añadidos al proceso de monitorización del pasaje cuestan a la economía global más de 33.000 millones de dólares al año.

Todo ello derrochando su característico humor:

Me apresuro a añadir que no tengo ni idea de si la señora Amin se llenó de orgullo maternal al saber de las supuestas intenciones de su hijo de convertirse en un terrorista suicida fanático e incluso si, de estarlo, tal orgullo se habría moderado por la ligera irritación de descubrir que estaban juntos en el ajo. (Uno de los tipos detenidos en Toronto hace unas semanas por planear decapitar al primer ministro canadiense tenía una esposa que estaba tan impaciente porque él cometiera operaciones de martirio que consideró introducirlo como cláusula del contrato matrimonial. Pero, poniéndole la jihad como le ponía, su propia contribución habría consistido simplemente en animarle desde casa)

Por cierto, aquí contamos un caso parecido: Se apuntó a la Yijad… ¡porque la tiene pequeña!

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