El 11S según El Mundo

Así empezaba el reportaje del corresponsal que tienen por allí:

Cinco años de miedo, ‘libertad’ y seguridad

 

Un lustro después de los ataques terroristas en Nueva York y Washington, el estado de excepción que se decretó tras el 11-S se ha prolongado hasta hoy día, más o menos sigilosamente. Los tentáculos del ‘Homeland Security’, el Ministerio del Interior estadounidense, han dado lugar a una todopoderosa ‘industria de la vigilancia’, con capacidad para comprar y vender las vidas privadas en aras de la seguridad nacional.

 

NUEVA YORK.- Vuelven a tomar posiciones los soldados de la Guardia Nacional. Sale de las penumbras Dick Cheney para recordar que estamos en guerra perpetua. Sigue adelante el Pentágono con su programa de escuchas telefónicas. La CIA espía las transacciones bancarias, el FBI se infiltra en los grupos pacifistas. Las papeleras de Manhattan nos increpan en inglés y español: «Si ves algo, di algo».

 

La sociedad orwelliana está cada vez más cerca. El estado de excepción que se decretó tras el 11-S se ha prolongado más o menos sigilosamente. La ley antiterrorista de emergencia (Patriot Act), aprobada a toda prisa tras las atentados y sin que la mayoría de los congresistas llegara a leerla, se ha convertido ya en un arma imprescindible de la Administración Bush.

Para qué quieres más… Que lo traigan de vuelta, que está corriendo un serio peligro. Espero al menos que El Mundo le pague plus de peligrosidad. El jefe marca la pauta, claro está. Así acaba el suyo:

En la edición de septiembre-octubre de la revista, Juan Cole, profesor de historia en la Universidad de Michigan especializado en el Oriente Próximo, relativiza los efectos del 11-S en la globalización y en la política exterior de las grandes potencias, califica de «probable» el reforzamiento de Al Qaeda, niega el llamado choque de civilizaciones, confirma un choque brutal de políticas, reconoce los riesgos del plan bushista de convertir la lucha contra el terrorismo en otra guerra sin fin y admite, como casi todo el mundo, que el próximo ataque es sólo cuestión de tiempo.

La separación de políticas y civilizaciones muestra el tamaño de su falsa conciencia. Realmente, de chiste: “!Qué mala será la política, que a la suegra le llaman madre política!”.

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