Lawrence de Eurabia ha puesto una serie de tres artículos sobre lo que se ha venido en llamar “la caída del imperio romano”. También yo he repuesto recientemente la serie sobre el artículo de Fjordman acerca de la segunda caída de Roma, que en realidad sería la tercera, pues Constantinopla era la verdadera “segunda Roma”.
La tesis tradicional afirmaba que la decadencia de los romanos se había debido a su degeneración moral: orgías, asesinatos, debilidad demográfica… Era la tesis que podríamos llamar “eclesiástica”. Contra ella escribió Gibbon su famoso libro en el que da la vuelta a la tesis y acusa a la religión cristiana de debilitar demográficamente al imperio (por la castidad) y de quitarle el ardor guerrero, por su insistencia en el amor a los enemigos.
La intención anticatólica de Gibbon, que rezuma a lo largo de los seis volúmenes de su libro, es tan evidente que a veces da un poco de risa; sin embargo, su tesis ha tenido gran influencia. Es una obra de un estilo delicioso, pero que se hace pesada, incluso muy pesada. He leído una versión inglesa acortada que tiene no obstante más de mil páginas. Algún día escribiré sobre algunos trozos que me han parecido especialmente relevantes.
Es fácil de refutar la tesis de Gibbon, basta simplemente advertir que los bárbaros que invadieron el imperio romano eran ya cristianos (excepto los francos, que se hicieron cristianos pronto) y que la zona que más resistió fue la más cristianizada, la oriental.
En resumen, en mi opinión, la tesis de Pirenne es más verosímil, la de Gibbon imposible.
Puedes leer más al respecto aquí: Roman Decadence, Rome and Romania, and the Emperors Who Weren’t
La tesis tradicional afirmaba que la decadencia de los romanos se había debido a su degeneración moral: orgías, asesinatos, debilidad demográfica… Era la tesis que podríamos llamar “eclesiástica”.
Efectivamente, la tesis eclesiastica es un mito cristiano. En realidad, los cristianos del Siglo V tenian problemas para explicar por que las cosas empezaron a ir mal precisamente cuando el Imperio se convirtio y algunos no dudaron entonces en apuntar a un castigo divino de los dioses paganos por abandonarlos.
En cuanto a la tesis de Gibbon, efectivamente no explica la supervivencia de Oriens, aunque en el capitulo LI, sobre la conquistas del Islam, tiene una frase muy significativa:
But [Christianity] a religion of peace was incapable of withstanding the fanatic cry of «Fight, fight! Paradise, paradise! of Islam
Tampoco parece que a los sasánidas persas seguidores de Zoroastro les fuera mejor.
Pues si. De hecho les fue bastante peor.
Lo cual quiere decir que no se puede concluir que la causa de la caida del impero fuera el pacifismo cristiano.
Lo que si es curioso es que una sociedad tan religiosa como era la romana, al mismo tiempo era tan cruel y moralmente decadente.
Los romanos eran empalagosamente religiosos. Tenian un dios para cada ocasion por trivial que fuese. Y no me refiero a los mas obvios como Jupiter o incluso Cibeles, que aunque era diosa extranjera era la mas popular, sino a dioses menores, lo que nosotros hoy dia llamariamos «santos».
Pues aun asi, eran inmorales.
Yo se de otra nacion que es extremadamente religiosa, donde jamas elegiran un presidente ateo, por ejemplo. Donde se pelea en las escuelas por censurar libros, por no enseñar la evolucion, etc.
Y aun asi, son los mas inmorales del mundo llamado «civilizado», por lo menos estaditisticamente hablando ya que son los primeros en todos los aspectos negativos, incestos, homicidios, violencia domestica, abuso de niños y de ancianos, etc.
Aparte de que tienen que tener una guerra un año si y otro tambien.
Esto me da esperanza, porque al igual que Roma y USA, a lo mejor los moros con tanta puñetera religion se van a tomar por culo.
La religión es como todo: no hay que pasarse. Da fuerzas, esperanza y consuelo, pero sin fanatismos. Pero no era eso lo que quería decir, lo que quería escribir es que la tesis de Gibbon quizás inspiró la de Nietzsche que iba más allá que éste y sostenía que el cristianismo en pleno, y no sólo él sino toda la moral judeocristiana, como ‘moral de esclavos’ que era (según él, frente a la pagana de ‘señores’) había llevado la debilidad al Imperio.Visto el caso de Bizancio, no parece seria esa tesis.
Respecto a la cuestión demográfica, de eso sí que hubo bastante, recordemos que Roma no encontraba gente suficiente para roturar los campos y formar en las legiones ni debajo de las piedras, y algún emperador que otro intentó incluso fomentar la natalidad vía impuestos a los varones.
Siempre es delicioso conversar acerca de tan tópico y estimulante tema como la caída de ese «experimento» completo de sociedad (nacimiento, desarrollo y muerte por disolución) que fue Roma.
Para explicar caída semejante ha habido toda suerte de teorías: desde la invención del estribo del caballo allá por Asia interior a la deficiente balanza comercial romana y su política monetaria. Es sin duda un debate estéril, pero como dije estimulante porque hallar las causas de la caída de Roma supondría hallar la receta, en cierto grado, para evitar la decadencia.
Yo personalmente creo que una sociedad es más fuerte cuando no se esfuerza por explicarse a sí misma ante sus inferiores. Y es que, al margen de lo que opina el mainstream, hay culturas y sociedades inferiores unas a otras. El caso es que esa necesidad de explicarse a sí misma procede precisamente de esa superioridad, que lleva a la opulencia que provoca las tensiones sociales hacia el relativismo. Así que estamos ante un círculo vicioso. Pero tengo que creer que toda degeneración (obsesión platónica, disculpen) es reversible. Como liberal no concibo la degeneración como algo relacionado con la decencia (la moral monolítica de alguno) sino que concibo dicha degeneración como el descuido y deterioro de la actividad pública por mor de la corrupción y el oportunismo. Y es que es eso básicamente lo que creo llevó a Roma al abismo: conquistaron el mundo, llegaron a esa convicción (Augusto lo sugiere en su testamento cuando se refiere a Germania, y su fracaso en domarla, como una región algo así como inofensiva e inútil), y a falta de conquistas fáciles la corrupción que antiguamente se volcaba en exprimir a las provincias tomadas se centro en la estructura misma de la sociedad romana. El gasto público derivado del coste de esta corrupción (cada nuevo emperador, casi sin excepción, tenía que hacer frente a ruido de sables con su correspondiente aumento de sueldo al sindicato legionario…) llevó a las finanzas romanas al colapso y nuevas fuentes de financiación parecían imposibles al estar Roma enfrentada o bien a territorios carentes de riqueza y abundantes de enemigos (Germania, Sarmatia o África) o bien territorios propiedad de un imperio de semejante entidad como el Parto o Sasánida en Oriente (recordar que Persia siempre fue la Rusia del período clásico: sólo conquistable por una defección interna, un colapso político: hecho que concurrió en el siglo IV A.C para beneficio macedonio). Ante tan acuciante falta de rapiña los funcionarios imperiales, los militares, se contentaron en exprimir hasta la última gota el erario con extorsiones golpistas y a maltratar a los bárbaros que cruzaban las fronteras (está documentado que a los «refugiados» visigodos en la Dacia les daban pan al precio de su libertad o hijos: se ajustaron cuentas por ello en Adrianópolis).
La necesidad de financiación de los emperadores era tal, por mor de la corrupción antedicha, que con Caracalla se llegó al extremo de destruír la sociedad romana por decreto al determinar que todos eran ciudadanos (y susceptibles de pagar una serie de impuestos ya que se pensaba que todos correrían a inscribirse en los registros ciudadanos: un «catastro» de personas susceptibles de pagar). Eso destruyó el patrotismo que aún pudiese quedar en el ejército (que siguió una degeneración y desitalianización progresiva desde la reforma de Mario incluyendo a los proletarios en el servicio militar) y lo que fue más importante: la escala de ascenso social que era el servicio en milicia puesto que el mismo otorgaba la ciudadanía que pasaba ahora de ser preciosa a ser como el cieno, a disposición de todos: algo sin valor. Es tentador, y hasta cierto punto acertado, comparar este afán recaudador y destructor último de la sociedad romana con la actual voluntad política de traer a cuántos más inmigrantes mejor para que se mantenga la estafa de la seguridad social: aún a precio de vernos rodeados de la demografía, e ideas, hoy existente en cualquier foco de pobreza humana (no sólo económica): hablamos de islamistas de todo color y pelaje. Y es que no hemos de olvidar, en esta locura actual del multiculturalismo que el Islam, pese a sus aspectos tolerantes con el cristianismo y el judaísmo (todos somos monoteístas) NO DEJARON PIEDRA SOBRE PIEDRA en el imperio bizantino: lo arrasaron. Los islamistas actuales son nihilistas fundamentalistas en cierto grado en mismo estadío de involución que sus predecesores destructores de Bizancio.
Lo dicho: corrupción y colapso subsiguiente. El cristianismo, por cierto, no aplacó precisamente la corrupción.
Salud y libre comercio
Es muy duvertido cuando se hacen comparaciones entre las pervesiones del imperio romano ,su caida y las perversiones de occidente ,quién se casa en Occidente con niñas ?, qué páginas visitaban en internet los suicidas de los trenes de Madrid?, cuando en Francia se detecto una red de prostitución con clientes de lujo de qué países eran estos?. No nos engañemos en Europa a libertad de prensa por eso sabemos más o menos lo que pasa en otros paises no me juego el cuello que hay mucho iman pervertido pero no se puede decir nadie se atreve esa es la diferencia.
quién se casa en Occidente con niñas ?,,/i>
Los moros, por supuesto.
Siguiendo el ejemplo del profeta pedofilo…
Yo no voy a caer en el insulto gratuito cada mastil que aguante su vela si quieren dar ejemplo adelante a mí no me vale eso de en cualquier momento se pude cambiar y obrar según la voluntad del altisimo eso es una falacia si has pecado algún día quizá ÉL TE PERDONE PERO NO HAY ATAJOS no vale cambiar de repente y sacrificarte eso no es la solución te están engañando