Paul Johnson: Una historia de los judíos. La conquista de Canaan. De la confederación a la monarquía. Profetas peligrosos.

Paul Johnson, una historia de los judíos

Tras los años pasados el desierto, los israelitas conquistan Canaan. El protagonista de la conquista fue Josué, que fue el jefe de seguridad de Moisés. Se trató de un proceso de infiltración, ya que en Canaan habían seguido residiendo otros israelitas que no huyeron a Egipto. Los cananeos tenían una cultura más avanzada y el proceso fue muy violento. Son famosas las batallas de Jericó y Gibeon, en la que Josué “detuvo el sol” para detener el día y acabar con el enemigo (p. 43-4).

Israel es un país muy variado, como muchos subclimas y comarcas diferentes, lo que dificultaba su unidad. Esto tendió a perpetuar las divisiones tribales. Los Jueces no eran reyes; generalmente tenían mando solo sobre una tribu. La mayor parte de ellos eran de baja extracción social, lo que pone de manifiesto el carácter abierto y meritocrático de la sociedad israelita. Entre ellos está Sansón, el extraño Hércules de la tradición judía (p. 45-7).

Una curiosidad, este es el origen de la palabra Shibolet.

El sistema federal de las doce tribus no era estable y, ante la amenaza de los Filisteos, tuvieron que unirse. Atención a esto, dice Johnson: “Los israelitas tenía cierta mala conciencia por haber desposeído a los cananeos de su tierra, como sucede actualmente con los palestinos”. No lo parece; porque siguen en ello. En todo caso, los Filisteos eran un pueblo agresor que vino del mar y se estableció en la costa. La palabra Palestina viene de ahí, aunque fue creada por los romanos, tras expulsar a los judíos. Las fuentes principales de este período son los libros de Samuel y Reyes. Son libros históricos, que permiten datar el reinado de David en el 966 «antes de Cristo» o, como dicen los judíos para no mencionar la soga en casa del crucificado, «de la Era Común».

Los libros cuentan que la introducción de la monarquía no fue fácil. Ayudaron a ello los profetas, una institución judía. profeta se dice nabhi, y significa “el llamado”. Se les juzgaba por su capacidad para predecir; su procedimiento era la recepción de mensajes divinos durante sus estados de inspiración. A veces llegaban a ese estado mediante la música, incluso las drogas. Isaías se queja de que a veces abusaban (p. 51).

Mientras los sacerdotes oficiales eran gente conservadora –es decir, “como Dios manda”- los profetas podían ser peligrosos y tenían tendencia al delirio sectario. Entre las sectas, los nazaritas eran especialmente violentos. Johnson dice: “Estas sectas eran del monoteísmo más extremo e iconoclasta. Tendían a la vida seminómada al borde del desierto, un sitio desolado conducente al monoteísmo. Fue en ese ambiente en el que surgió la mayor de todas las herejías sectarias del judaísmo, el Islam” (p. 52).

1 comentario

  1. Estimado Mr. Paul Johnson.

    Quisera saber algo sobre los sacerdotes judios
    antes de la caída de Jerusalén. Sobre todo cuáles
    eran sus nombres.

    Gracias.
    SALUDOS DE SUDAMERICA

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