Para Johnson, la persecución del judaísmo por motivos simplemente religiosos empieza en Oriente cuando el Cristianismo pasa a ser la religión mayoritaria. Los judíos rechazan el cristianismo no por desconocimiento sino por “terquedad”. San Juan Crisóstomo publica una serie de “Sermones contra los Judíos” en que se les presenta como los asesinos de Cristo, recoge además las acusaciones de los paganos contra ellos (p. 164). [Nota: los judíos han sido perseguidos por todos quienes han estado en contacto con ellos, salvo aquellos a quienes han eliminado, como los habitantes originales de la Tierra Prometida; el que sea parte de la Historia de la Salvación no obsta para que pueda ser calificada como genocidio]
San Agustín considera que son parte de los designios de Dios: son testigos de la verdad del Cristianismo, su estado de humillación debe mostrar el triunfo de la iglesia sobre la sinagoga. Esa sería la política de la Iglesia: mantenerlos como una comunidad que tiene derecho a seguir viviendo, pero no a influir en la sociedad en que viven. (p. 165) [Nota: Los noáquidas del judaísmo están en las mismas]
El Imperio Romano de Oriente (vulgo, Bizantino) trató rigurosamente a los judíos, que se vieron envueltos en las luchas religiosas de las sectas arrianas y monofisitas. Los samaritanos se alzaron contra Justiniano; siguió una represión sangrienta que de hecho acabó con ellos (p. 166).
En los s. VII y VIII el Islam –otra secta judía- anegó todo Oriente, el Norte de África y España. El judaísmo sobrevivía más de mil años como catedrocracia, que se trata en la tercera parte del libro (p. 168).
Aprovecho para poner aquí una parte del libro que me quedó suelta. Entre las ideas progres de origen judío está la idea de Paz, o mejor dicho, el irenismo (Irene es paz en griego). A partir del año 135 (tras la derrota de la última revuelta judía), el judaísmo renunció incluso a la violencia justa, es decir, al Estado. El judío aceptó vivir bajo el dominio político de paganos, cristianos o mahometanos. Hasta que el Holocausto les hizo ver la conveniencia de tener un estado (p. 160). [Nota: En realidad fue una excusa, los planes estaban trazados mucho antes. Pero así escribe Johnson las historia]
Otro rasgo del judaísmo es la ausencia de un cuerpo de dogmas teológicos, como en el cristianismo. Esto le evitó las herejías, cismas y sectas. En vez de teología dogmática, el judaísmo puso el énfasis en el cumplimiento de las normas religiosas y civiles. El Islam heredó esta característica (p. 161).
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