Paul Johnson: Una historia de los judíos. El Gueto

Paul Johnson, una historia de los judíos
Paul Johnson, una historia de los judíos

Así se titula la cuarto parte del libro de Johnson, que sigue a Catedrocracia. No lo reseñaré con tanto detalle, pero sí anotaré algunas cosas.

En el s. XVI los judíos pasaron a ser vistos como un grupo de gente atrasada. En casi todas las ciudades de Europa se confinó a los judíos en un barrio, el Gueto. Era un sistema de exclusión, pues tenían que pagar un impuesto especial, pero también de protección, pues en el gueto vivían a su aire.

La Reforma fue beneficiosa a la larga para los judíos, pues eliminó a los frailes, sus peores enemigos. Sin embargo, los reformadores eran bastante judeófobos. En particular, Lutero escribió Los judíos y sus mentiras, “que puede ser considerada la primera obra del moderno antisemitismo, un paso de gigante hacia el antisemitismo moderno”. Aquí hay algo más de sustancia que en las acusaciones antiespañolas que veíamos antes. De hecho Lutero recomienda que se les trate con auténticos métodos nazis, como, quemarles las sinagogas, robarles todo y concentrarlos en establos como a gitanos. (p. 242)

Las autoridades protegían al judío por los servicios que proporcionaba, pero le temían como promotor de ideas subersivas. (p. 245)

Se contradice la idea de Max Weber en libro “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”. Para Johnson fue el hecho de estar desplazados, fuera de la patria, no las creencias religiosas, las que fomentaron la actividad económica. La libertad de los nuevos emplazamientos, promovió la innovación y la competencia (p. 245)

En Polonia, Lituania y Ucrania (Galizia) se formaron grandes comunidades judías. “Por primera vez fuera de Israel, los judíos dominaron la cultura local” (p. 252)

“Durante la Guerra de los Treinta años, por primera vez en la historia, los judíos fueron tratados mejor, y no peor, que la población en general. (…) Pasaron a formar parte del estado absolutista, consiguiendo los fondos para los grandes palacios barrocos y las capitales planificadas que fueron la marca de los tiempos” (p. 255)

Samuel Oppenheimer fue el financiero que permitió a los Habsburgo la contención de Francia y del Turco en el s, XVII. Nos referimos al sitio de Viena. Cuando murió los Habsburgo le debían una suma altísima, que repudiaron. Como parte del dinero era prestado, esto provocó una crisis financiera en toda Europa (p. 258).

En 1648 los campesinos ucranianos se levantaron contra los judíos. La causa fue que estos eran los gestores y recaudadores de impuestos de los nobles. Dice Johnson que fueron asesinados mas de 100.000 (p. 260).

El 31 de mayo de 1665 fue proclamado mesías en Gaza un tal Shabbetai Zevi, el verdadero artífice del mesías fue Natán de Gaza “un ejemplo extraordinario del judío peligroso y muy imaginativo que tendría una influencia muy grande con la secularización de los intelectuales judíos. Era capaz de construir explicaciones y predicciones que eran a la vez plausibles y suficientemente imprecisas y flexibles para adaptarse a los sucesos. Además tenía el don de ser capaz de presentar esas teorías capaces de absorber los fenómenos de una forma muy convincente. Marx y Freud explotarían esa misma capacidad (p. 268) Acabó todo como el rosario de la aurora: el mesías fue detenido por el sultán que le ofreció conversión o muerte. Tras la conversión le puso una buena pensión. (p. 272)

Las masacres de 1648 en el este de Europa hicieron que muchos judíos se refugiaran en el Oeste. De esta forma llegaron a Inglaterra y a EE. UU. En este último país se convirtieron en ciudadanos de pleno derecho, como el resto. Ese es el origen de los judíos norteamericanos (p. 280)

Los judíos fueron un elemento esencial en la creación de los centros financieros de Londres, Ámsterdam y Nueva York. Al no poder integrarse en los gremios se dedicaron al comercio internacional, que no está sujeto a las regulaciones típicas de las sociedades conservadoras. Se les puede considerar una de las causas principales del surgimiento del capitalismo moderno.

Se pueden destacar algunos aspectos de su contribución al capitalismo moderno: Favorecieron la innovación, ya que no estaban sujetos a restricciones gremiales; concedieron una gran importancia a las ventas, la publicidad…, el marketing que se dice hoy día; trataban de alcanzar un mercado lo más amplio posible, introduciendo así economías de escala, y creando productos de calidad estándar a precio bajo. (p. 286)

El relato del anatema y maldición de Espinosa por la comunidad judía es muy significativo del lado siniestro del judaísmo. Sobre Espinosa dice Johnson: “Comenzó en proceso de crítica de la Biblia que acabaría con la creencia en la verdad literal de la Biblia y la redujo al estatus de obra humana histórica e imperfecta. “Espinosa es el primer ejemplo de la capacidad destructiva del racionalismo judío cuando escapa a la constricción de su comunidad”. Se trata de la fascinación que ha producido su filosofía y a la vez de la repugnancia que provoca por la ausencia total de sentimientos (p. 292).

En el s XVIII tiene lugar la haskalah ilustración judía, que es parte también de la europea. Frente a la Ilustración francesa, brillante, pero frívola, los judíos se sienten atraídos por la alemana, seria, sincera, creativa. Por primera vez, los judíos se identifican con Alemania y su cultura. El desengaño sería durísimo (p. 298).

A mediados del s. XVIII, le judío aparecía a los ojos del gentil como objeto de lástima: vestido con ropa «ridícula», seguidor de supersticiones antiguas, aislado de la modernidad… Los ilustrados trataron de rescatar a los judíos de su atraso. Moisés Mendelsohn fue uno de los más notables judíos ilustrados (299).

Con la revolución francesa los judíos pasaron a ser ciudadanos como los otros: “A los judíos se les negará todo como nación pero se les concederá todo como individuos”. Marx dijo otra cosa similar al final de su Cuestión judía. Napoleón emancipó los judíos de los países por donde pasó (p. 208).

Sin embargo, la Ilustración tuvo un legado sombrío en relación con el judaísmo; Voltaire, Diderot y d’Holbach dejaron escritos antisemitas. Los alemanes tomarían nota. El antisemitismo pasó de ser religioso a ser secular. Curiosamente, la izquierda les acusó de oscurantismo y de oponerse al progreso; la derecha de ser revolucionarios y de traer la anarquía (p. 309). ¿Y si ambas tuvieran razón?

Así acaba el capítulo cuarto, El Gueto. El cuarto tiene como título La Emancipación.

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