Gracias y desgracias del liberalismo hispano, o “La libertad traicionada, Siete ensayos españoles” de José María Marco. Preámbulo

La libertad traicionada
La libertad traicionada

Me regalaron hace un par de años el libro «La libertad traicionada, Siete ensayos españoles», de José María Marco, que consiste en una colección de retratos biográfico-ideológicos de siete intelectuales españoles de principios del siglo XX. El libro acusa a esos siete intelectuales de ser los culpables del hundimiento final de la Restauración. Esa es la principal tesis del libro.

El título tiene cierto exceso retórico. No me parece procedente decir que «traicionaron» al liberalismo. Lo justo sería decir que arremetieron contra el régimen de la Restauración. Además, ¿por qué se habría de calificar como traición su defección legítima? ¿Acaso no es libre el liberalismo, sino una secta a la que haya que mostrar lealtad? Se trata de una ideología como otra cualquiera, si no peor.

Tampoco tiene mayor importancia este exceso; es solo un título. En todo caso, no hay intención alguna de engaño: el autor nos deja claro que escribe desde el credo liberal. Recojo y comento algunas de las afirmaciones del libro.

Preámbulo

p. 12:

«El siglo XIX, que es el fondo sobre el que se adelantan estos siete personajes, significa la universalización de este deseo y su traslado a una construcción política: la nación liberal. Los españoles, que habían hecho de la voluntad de ser libres su signo de identidad, no se quedan atrás en el movimiento. El antiguo régimen se desploma en España con el mismo estrépito que en muchos otros países occidentales. Los dogmas, las arbitrariedades y el despotismo van dejando paso a las libertades individuales, económicas y políticas en que consiste la modernidad, es decir, la libertad económica -el capitalismo- y el liberalismo luego en camino de convertirse en democracia liberal.

Es lo que sus protagonistas, perfectamente conscientes de lo que decían, llamaron la revolución española. Como era de esperar, esta revolución, a la que luego se le negó incluso su existencia, como si en España no hubiera pasado nada desde 1808, no sigue modelo alguno. Pero es que el paso del antiguo al nuevo régimen es distinto en cada país o en cada región de Europa».

El autor está echando su cuarto a espadas a favor de la revolución. Sin embargo, el antiguo régimen no se derrumba porque así, sino que es objeto de revoluciones y de las guerras napoleónicas. ¿Acaso no fue la Guerra de Independencia una guerra contra el liberalismo napoleónico? ¿Acaso no fue el s. XIX español una sucesión de golpes de estado liberales? Marco parece aprobarlos, aunque después exige detenerse en la Restauración, que sería recapitulación del liberalismo exaltado, conservador e incluso del tradicionalismo, de ahí su nombre.

Para mí esto no hay por dónde cogerlo. Se trata de una versión, la liberal, discutida y discutible. Hemos tratado de estas fabulaciones historiográficas liberales más de una ocasión. Por ejemplo: El liberalismo, padre de todos los genocidios modernos y precursor del nazismo.

p. 16:

«Lo que se llamó Restauración es, en realidad, una victoria en toda regla del liberalismo. Eso sí, sin su intransigencia, sin la apelación permanente a los principios, sin llamamientos a la aniquilación del adversario»

La primera frase destapa que el nombre de Restauración tenía el propósito de despistar. La segunda frase, simplemente, asusta. Es un reconocimiento del que el liberalismo es el padre de los modernos genocidios ideológicos, socialistas y nacionalsocialistas. Quizá Marco no se haya dado cuenta de la autoinculpación que ha dejado salir. No consta que los carlistas tuvieran semejantes pretensiones de aniquilación del enemigo. El desengaño que resulta de comprobar el grado de violencia y muerte de las revoluciones liberales es demoledor.

En todo caso, el régimen de la Restauración se asentó.

p. 17:

«De hecho, para hacerse oír, la crítica a la Restauración deberá ser literalmente escandalosa: atacar a la vez a España y a la libertad.»

¿Y no es lo mismo que hizo el liberalismo con «el Absolutismo», es decir, la Tradición? ¿No tuvo que atacar «escandalosamente» a la Monarquía y a la Religión? Pongo escandalosamente entre comillas, porque en realidad el ataque fue de naturaleza criminal: masacres de civiles. Nótese también la hispóstasis metafísica del liberalismo (una ideología) en «libertad» (un concepto abstracto del que se apropia).

p. 18:

«Este tipo de crítica no podía cuajar hasta que no se produjera una crisis seria [el Desastre del 98]».

Es cierto, pero no lo considero de importancia. Si no hubiera sido el Desastre hubiera sido cualquier otra disculpa. ¿No hemos presenciado actualmente campañas de agitación con cualquier excusa?

Este es el Preámbulo. En los sábados venideros desgranaremos los ensayos sobre siete intelectuales.

4 comentarios

  1. ¡Que anciano está JM Marco!. Le conocí hace algunos años y la verdad es que era un tio bastante majete. El libro lo leí en su día cuando andaba brujuleando por diversas «opciones» políticas. Me gustó en un sentido literario. Lo mejor del libro es que cada autor está narrado a su modo, o sea, que el estilo de cada ensayo es distinto dependiendo del particular caracter del autor. Me pareció autenticamente genial.

    Por desgracia el libro no me convenció en absoluto y acabé donde acabé. Lo medio releo de vez en cuando y cada vez me convence menos. Demasiados clichés liberales.

  2. Hombre, anciano… Lo que pasa es que publica otras fotos mucho más jóvenes y despista…

    ¿Brujuleando por diversas “opciones” políticas? Pero si yo creía que carlista se nacía ¿Qué disgusto! 🙂

    Sí, los retratos están bien, pero los presupuestos desde los que los escribe son cuestionables, es lo que hago.

    Por cierto, me ha valido el final de una amistad. Para que veas los extremos que puede alcanzar el fanatismo liberal. Me regalan un libro y no puedo discutir sobre él.

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