3 comentarios

  1. Tuve ocasion de estar en Viena hace 3 años (una ciudad maravillosa a nivel monumental), y ya entonces me choco cuando empece a ver el numero de cortinas andantes que por alli habia, sobre todo cuando iba a hacer unas fotos al lado del Hilton o un hotel de estos caros, y salio una «procesion» de 3 ó 4 «cortinas goticas», que se montaron en una limusina…imaginaos mi cara de pasmo. Un rato mas tarde comi en un Mc Donalds proximo, y vi otra escena similar, en este caso madre e hija saliendo de una joyeria.
    Viendo otro dia los museos de Historia Natural y el de Historia del Arte, que era un verano de ola de calor, la gente se refrescaba en las fuentes, sin menor pudor…en una sombra, sentada en el cesped, una familia al completo: barbudo, 2 encapuchadas y unos 5 crios por alli al lado, tapadas ellas hasta ariba, y ellos en pantalon y camisa cortos. Con el calor que hacia! (35ºC con alta humedad)
    Fue entonces, al ver el contraste entre mis pares europeos y mis propios compañeros de viaje españoles, que no desentonaban nada con unos guiris cualesquiera, con ellas, cuando empece a coger verdadero asco a las encapuchadas. No por su modo de usar sus asquerosos petrodolares, que me da igual, sino por la sensacion de «estar diluyendose» una ciudad europea en una marea impune de alienigenas que van cambiando nuestros paises sin haberlo pedido.

    Y eso fue hace tres años, las noticias que he leido de Austria, y de Viena en concreto desde entonces no hacen mas que confirmarme que la situacion sigue empeorando.

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