Trate de esta solemnidad aquí. Ahora acabo de leer en el blog de Tezio (Rex Regum et Universi) que tradicionalmente se rezaba una oración por la conversión de moros y judíos:
Sed Rey de los que permanecen todavía envueltos
en las tinieblas de la idolatría o del islamismo;
dignaos atraerlos a todos a la luz de vuestro reino.
Mirad, finalmente, con ojos de misericordia
a los hijos de aquel pueblo que en otro tiempo fue vuestro predilecto:
descienda también sobre ellos como bautismo de redención y de vida,
la sangre que un día contra sí reclamaron.
Actualmente – es decir, tras la nefasta Nostra Aetate- semejante oración estaría mal vista. Lógico ¿para que la conversión de aquellos a quienes se reverencia con expresiones como “hermanos mayores en la fe”?
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