Atención a esta reflexión de Terzio, que escribe uno de los blogs más católicos, apostólicos y romanos –en una palabra, integristas (y a mucha honra)- de la hispanosfera (El Rey firmante no es el malo de la peli):
Los tiempos están confusos, muy turbios. Y el horizonte no se va aclarar ni en veinte años, ni en cincuenta, ni en siglo; al contrario, se teme que todo se vuelva más oscuro. En esta coyuntura, salvaguardar instituciones tradicionales enraizadas en la médula de nuestra historia es una necesidad. Si esto no se entiende, malo. Si no se entiende que en la España ztpera atacar al Rey es minar la Monarquía e ir preparando pian piano la 3ª republica-ca que ellos quieren, malo, malo, muy malo. Y muy torpe.
Conque reconsideren sus rabietas contra el Real Firmador y tengan en consideración otros valores presentes y agentes en la Monarquía. Si lo necesitan, hagan abstracción del sujeto & family contemplando los rancios valores de la Corona de España, como cuando se guarda un cuadro antiguo con desconchones en el lienzo, que si se sabe que es de valor se reserva para restaurar cuando se tengan medios y oportunidad. Pero no sean casquivanos y tiren el cuadro antiguo al carro de la basura porque no les gusta lo que está pintado. Please.
Tengo que decir que yo no soy monárquico, pero soy consciente de que cambiar las formas políticas es muy peligroso, especialmente teniendo en cuenta los precedentes españoles.
En todo caso, no os perdáis el blog.
¡Ojo!, habrán puesto en jaque a Juan Carlos, no a la Monarquía. Por la simple razón de que en España no hay Monarquía. El supuesto terrible cambio de régimen político consistiría en elegir a un presidente de república en sustitución del actual (Juan Carlos) y de cambiar los nombres de algunas instituciones. Ya está, punto. En España tenemos una república coronada, no una monarquía.
Totalmente de acuerdo con el artículo.
No sabía que frecuentaras mi cámara (no club, ni salón).
Como te gusta, ahí va más de lo mismo:
La monarquia amenazada por propios y extraños
Salutem plurimam!
¿Gabinete? 🙂
Pues sí, estoy de vuelta de modernidades. Cada vez más integrista.
El Embajador nos ha puesto a caldo…