El caso de ese país es interesante. No conozco los detalles de su independencia, pero me la imagino protagonizada por masones anglófilos y otros traidores vendidos a la Sinagoga de Satanás. Como la de todos los países de Hispanoamérica por lo demás.
Creo que no han tenido la típica historia de republica bananera plagada de golpes militares de espadones liberales. Y oí una anécdota sobre una pancarta de “Bienvenidos los coños republicanos” con que recibieron a los rojos privilegiados que pudieron huir de la España en el 39 abandonando a su suerte a los rojos del montón, por eso de que algunos somos más iguales que otros.
Estaban bastante ufanos de aquella trayectoria “democrática”. Pero en los 60 se empezaron a torcer las cosas y en los 70 la agitación comunista había puesto rumbo al “modelo referencial” cubano. Que fue detenido a tiempo por un espadón.
La historia que sigue es parecida a la de España: después de estabilizar el país, las derechas “moderadas” volvieron al vómito de la democracia y tras unos gobiernos más o menos contenidos de pasteleros de esa derecha complaciente y de la izquierda contenida, estallan unas revueltas de estudiantes y obreros muy violentas, que la derecha es incapaz de reprimir ni suprimir.
Dos años lleva la ciudadanía de desasosiego. El presidente, el derechista moderado de toda la vida, empieza a dar traspiés (pensemos en el patético Alcalá Zamora). Se abre período constituyente, porque están cansados de la actual constitución post-Pinochet, y toman la delantera las izquierdas.
Ahora van a la segunda vuelta de una elecciones presidenciales en que los partidos de la izquierda gradualista y la derecha miedosa han sido superados claramente por una izquierda lanzada y una derecha que se planta (abajo foto del candidato).
¿Qué pasa en un universo en que una fuerza irressitible se encuentra con una masa inamovible? La respuesta es que en un universo con fuerzas irressitibles no puede haber masas inamovibles. En política, cualquier cosa es posible. Pero es triste ver a los países jugándose su futuro cada 20 años.
Aunque a veces se prolongue la buena racha, el juego democrático, por su propia naturaleza impostada, no puede nunca acabar bien. Para los países que se meten en el juego, claro. Por el contrario, la banca siempre gana. Pues eso.
Una lectura del resultado de la primer vuelta: Un defensor del legado de Pinochet pone fin al bipartidismo en Chile al imponerse en la primera vuelta de las elecciones presidenciales
La prensa rusa es tan progre y destuctiva como la de cualquier país democrático: Una «esperanza» contra el odio: Chile tendrá su primera diputada trans; La agenda antifeminista y xenófoba de Kast en Chile que también incluye la libertad para los represores de la dictadura; Diputados chilenos aprueban proyecto de matrimonio igualitario
Dejar una contestacion