Lo cuentan aquí, con foto de las consecuencias.
Se trata de un pobre hombre pobre con toda seguridad, porque las casas iraníes están bastante bien surtidas de bebidas alcohólicas, aunque no sea fácil de creer. De nada valen las amenazas de los ayatolas:
«11. Beber vino y bebidas alcohólicas es un pecado mortal, por lo tanto está estrictamente prohibido. Aquel que ingiera una bebida alcohólica no conserva más que una parte de su alma, la parte deformada y maligna. Está condenado por Dios, sus Arcángeles, Profetas y Creyentes. Sus plegarias cotidianas serán rechazadas por Dios durante cuatro días. El día de la resurrección de los muertos su cara se volverá negra, la lengua colgará de su boca, la saliva babeará por su pecho y estará constantemente sediento.» (págs. 42-43)
Hombre, ayatola, menudo castigo por tomarse un vinito…
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