“La seguridad social sustituye en Europa a la falta de religión”

¿Qué os parece ese título? Es una vuelta del revés de este otro: «La religión sustituye en EEUU a la falta de seguridad social». Cambiar todo para que todo quede igual, que diría El Gatopardo.

Cuestión aparte es el monstruoso solecismo «sustituir a la falta de», que la autora (Eva Usi), y la editora (Luna Bolívar Manaus) no tienen empacho en elevar al mismísimo titular. Eva Usi, Luna Bolívar Manaus… ¿cuota de género y multiculti? No me extrañaría nada.

Se trata de una reseña que he encontrado en Deutsche Welle, medio del que me he ocupado en más de una ocasión, y que en ningún caso da pie para semejante titular. Mas que seguridad social, parece referirse a los seguros privados, tan populares entre los bárbaros del norte como esquivados por los tarambanas del sur:

«El país más moderno del mundo es el más religioso. En él, el presidente aclama: ¡qué Dios bendiga América!», recordó el presentador Sievernich refiriéndose a Estados Unidos. «Algo así jamás lo podría decir la canciller alemana, Angela Merkel», añadió.

«Eso se aclara fácilmente», apuntó Sloterdijk, aprestándose a explicar el misterio religioso del otro lado del Atlántico. «A diferencia de lo que ocurre en Europa, los estadounidenses no tienen seguros. ¡No están protegidos! Esta liberalidad que experimentamos en Europa tiene que ver con que estamos asegurados y de forma vertical», concluyó el filósofo, refiriéndose a la infinidad de seguros que tienden a contratar los alemanes. Sloterdijk aclaró que la esperanza de que el Estado y el sistema social y de bienestar otorguen una cobertura completa ante los riesgos existenciales es ilusorio.

Para mayor inri, la denuncia del fundamentalismo religioso se centra en los protestantes y en los judíos, aunque la reseña menciona al islamismo. En todo caso, volviendo al título habida cuenta de la crisis irremediable de la seguridad social, creo que los europeos han apostado mal y se van a llevar una sorpresa. Avisados estáis: Salmo 126: La herencia que da el Señor son los hijos; su salario, el fruto del vientre:

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