Del campus de la universidad norteamericana al campamento de la guerrilla somalí


Sus padres entraron como «refugiados» en los EE. UU. Les han dado de todo. Estaban en la Universidad, pero les han reclutado para «combatir al infiel». No exactamente al infiel, allí todos son musulmanes, pero a falta de infieles las facciones mahometanas tienen por costumbre acusarse de herejes, malos musulmanes, apóstatas y demás monsergas (US: A Somali Jihadi Lost and Found Story.):

In November, Mr. Hassan and two other students dropped out of college and left for Somalia, the homeland they barely knew. Word soon spread that they had joined the Shabaab, a militant Islamist group aligned with Al Qaeda that is fighting to overthrow the fragile Somali government.

The students are among more than 20 young Americans who are the focus of what may be the most significant domestic terrorism investigation since Sept. 11. One of the men, Shirwa Ahmed, blew himself up in Somalia in October, becoming the first known American suicide bomber. The director of the Federal Bureau of Investigation, Robert M. Mueller, has said Mr. Ahmed was «radicalized in his hometown in Minnesota.»

Afortunadamente para nosotros, el Islam  está lleno de divisiones sectarias, raciales, y lingüísticas. Desgraciadamente, nuestros políticos no las saben aprovechar. Los refugiados que resultan de las guerras de las facciones musulmanas deberían tener prohibida la entrada en nuestros países. Que los recojan sus «hermanos». Si no, corremos el riesgo de que los hijos de estos refugiados creen más refugiados, cuyos hijos, a su vez, traerán más refugiados.

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