¿Les denunciarán los chicos de la ONU?:
«En juillet 2008, les supermarchés Monoprix et Géant du Liban ont été rachetés par le groupe koweitien TSC, qui affirmait alors qu’il ne changerait pas la politique de ces marques. Aujourd’hui, les Libanais constatent que le jambon a disparu des rayons, et que pour acheter de l’alcool il faut aller dans un endroit séparé et payer à une caisse spéciale. Ils constatent aussi que les employés chrétiens sont peu à peu remplacés par des employés musulmans. TSC étant les initiales de The Sultan Market, ce n’est pas étonnant…
Deux groupes ont été constitués sur Facebook pour protester. L’un des participants signale que l’hôtel InterContinental Phoenicia de Beyrouth ne sert plus de porc. Dans les commentaires de l’article de Libnanews, un intervenant écrit qu’à Saïda et à Tripoli les jours de congé ne sont plus le samedi et le dimanche mais le jeudi et le vendredi.»
En Francia se ha dado más de un caso de alguna charcutería que se ha visto obligada a cerrar y mudarse a otro sitio por presiones, amenazas y agresiones de los musulmanes del barrio, ofendidos por la presencia y cercanía de esas viandas impuras en su entorno.
A donde vivo, las jamonerías y otras tiendas típicas del tipo «Productos Extremeños» muestran impúdicamente los jamones y los salsichones a la vista, además añaden al decorado del negocio estos habituales cochinos de cartón o de madera a modo de reclamo visual y para dar «ambiente».
Cuando veo la «fauna» berberisca y arábiga que circula por los alrededores, me pregunto cuanto falta para que consigan del ayuntamiento alguna disposición municipal para sacar de la vista estos repugnantes productos que ofenden la sensiblidad musulmana, sobre todo en tiempos del sagrado Ramadán.
En Francia (lo sé de primera mano) se han dado algunas veces incidentes durante el Ramadán, cuando piadosos musulmanes han provocado algún tipo de agresión contra personas (no musulmanes) que comían en espacios públicos.
Es a lo que vamos. No vamoas poder ni comer lo que dos dé la gana ni cuando nos dé la gana. Al islam hay que borrarlo dela faz de Europa. Es una cuestión de vida o muerte. De libertad o de esclavitud.
No es cuestión de gustos, ni de debates estériles sobre la naturaleza de la bondad. Es cuestión de la más elemental supervivencia.
Está demostrado día a día: el islam es una amenaza. Hay que borrarlo de la faz de Europa. Es su vida o la nuestra, es esclavitud o libertad.
No tenemos otra opción que defendernos o perecer indignamente.
Me parece que los cristianos libaneses van a hacerle el boicot a cierta cadena de supermecados, sin que nadie les diga nada.
Es otra muestra de la «capacidad» de integración del mundo musulman, ni siquiera en temas de negocios pueden ser ajenos a los mandatos del profeta peredasta.