Pues no es creer en Cristo; eso lo hacen muchos que no son cristianos. Lo más característico del cristiano es creer en la Parusía, su segunda venida gloriosa como Cristo Rey. Del Credo:
Desde ahí ha de venir a juzgar a vivos y muertos
Esto tiene unas implicaciones de primera magnitud para la historia y la política. La historia deja de ser un proceso de progreso indefinido de la humanidad. No hay posibilidad de hacer de la Tierra (ni del Universo-Creación) un paraíso. Os dejo unos extractos:
El Padre Castellani es reiterativo al respecto, y lo es por la propia exigencia del dogma parusíaco. En un texto magnífico por su densidad y profundidad, expresa que “este triunfo final y definitivo de la vida, que es el dogma primero y último de la Fe cristiana, no sería mayor que la derrota (…) si toda la natura no hubiese de ser finalmente restaurada a imagen del perdido paraíso (…) reducción de todo a su espiritual cabeza” (…) ‘recapitación’ apocalíptica, hacia la cual gime como parturienta la creación visible (San Pablo), delira el corazón del hombre (S. Agustín) y parecen tirar convergentemente todas las líneas de fuerza de la historia humana (Berdiaeff)”. Y culmina Castellani afirmando, metafísica y poéticamente, que debe bastarnos saber que “si la vida del hombre y la existencia de los seres tienen algún sentido posible, es esto y no otra cosa lo que exige la mera existencia del Ser supremo y el más íntimo indefectible grito del corazón humano” .
Profundizando el análisis, el Padre Castellani le da a esta centralidad del dogma “esjatológico” una esencialidad especificativa del ser cristiano, es decir, “que creer en su segunda venida es necesario para creer en Cristo, es distintivo de la auténtica fe en Cristo” . Bástenos dos textos de nuestro querido Padre, exhaustivos en la explicación de esta esencialidad.
Por un lado, en su magnífico libro Los papeles de Benjamín Benavides, expresa su protagonista, don Benya: “…Que Cristo ha venido hoy no es dificultoso conceder; hasta mi amigo Jácome, (…) y todos los judíos, reconocen a Cristo como un gran hombre de nuestra raza, y Bergson dice que no hay dificultad en llamarle Dios y Renan y Rousseau y Víctor Hugo y Samuel Butler y los modernistas dicen que fue Dios en cierto modo –sin concretar mucho si ese modo es el de Arrio, el de Nestorio, el de Mahoma o el de Dante y Tomás de Aquino. Eso de llamar Dios a Cristo no distingue hoy más a los cristianos de los herejes: éstos hoy día no tienen reparo en hacerlo pero han enturbiado el nombre; se ha gastado el cuño de la moneda; lo que distingue a los verdaderos cristianos es que esperan la segunda venida…” .
Y en otro texto suyo, anotando al final de la recolección de textos del Apokalipsis, expresa que éste “contiene el punto más importante de la revelación de Dios por el Cristo, y el foco a donde toda la dogmática cristiana converge. De ahí que interpretar bien o mal esos capítulos tiene una importancia capital… es más importante (audeo dicere) que los mandamientos. Toda la interpretación de la Escritura, y por tanto toda la visión de la economía divina de la redención cambia radicalmente según se interprete alegóricamente o bien literalmente el Capítulo XX” .
La negación de la Segunda Venida en el mundo moderno:
Ahora bien, Castellani fue terminante al analizar el dogma parusíaco y su vigencia en el mundo contemporáneo. “La enfermedad mental específica del mundo moderno es pensar que Cristo no vuelve más; o al menos, no pensar que vuelve” . En el desarrollo y configuración del mundo moderno, cuyo constitutivo esencial es un “nuevo hombre” radicalmente opuesto al “hombre nuevo” evangélico, que supo inspirar y constituir la cristiandad, ve Castellani aplicada y ratificada la cuestión esjatológica. Su diagnóstico es insuperable, por su realismo metafísico y teológico. Expresa que, en virtud de ese olvido y ese desconocimiento, expreso o tácito, del dogma parusíaco, “…el mundo moderno no entiende qué le pasa. Dice que el cristianismo ha fracasado. Inventa sistemas, a la vez fantásticos y atroces, para salvar a la humanidad. Está a punto de dar a luz una nueva religión. Quiere construir otra Torre de Babel que llegue al cielo. Quiere conquistar el Jardín del Edén con solas las fuerzas humanas” .
Castellani advierte la raíz antropológica del drama del hombre contemporáneo: es la irrupción del “hombre autónomo”, del “hombre autosuficiente”, del “hombre autocreativo”. Es el proyecto del hombre autónomo, autosuficiente y autocreativo; en rebelión contra Dios, asumiendo el modelo prometeico. Señala el Padre Castellani que el mundo moderno “está lleno de profetas que dicen: ‘Yo soy. Aquí estoy, este es el programa para salvar al mundo. La carta de la paz, el pacto del progreso y la liga de la felicidad. ¡La UNA, la ONU, la ONAM, la UNESCO! ¡Mírenme a mí! Yo soy’” . Y Castellani ve en este proceso de rebelión una causa motora, explicativa del mismo, constitutiva de la herejía de hoy, que “pareciera explícitamente no negar ningún dogma cristiano, sino falsificarlos a todos”. Y en su esencia, para el ermitaño urbano, la misma expresa una gran negación: “niega explícitamente la segunda venida de Cristo; y con ella, niega su reyecía, su mesianidad y su divinidad. Es decir, niega el proceso divino de la historia. Y al negar la divinidad de Cristo, niega a Dios. Es ateísmo radical revestido de formas de religiosidad” .Y veía Castellani que el intento de “globalización” entroncaba claramente con la parusía, expresando que “hoy día es un fin político lícito y muy vigente por cierto, la organización y unificación del mundo en un solo reino, que por ende se parecerá al imperio romano. Esta empresa pertenece a Cristo; y es en el fondo la secular aspiración de la humanidad; pero será anticipada malamente y abortada por el contracristo, ayudado del poder de Satán. En el Boletín del Canadian Intelligence Service de Enero de 1963 podemos ver el poder que tienen actualmente, en EE.UU. e Inglaterra sobre todo, los One-Worlders o partidarios de la unificación del mundo bajo un solo Imperio. Propician la amalgama del capitalismo y del comunismo, que será justamente la hazaña del anticristo” . De este modo, “el anticristo usurpará simplemente este ideal de unidad del género humano en la institución perversa de su imperio universal…” .
Y para el Padre Castellani, el “nuevo orden mundial” será presidido por el anticristo, quien “tomará lo que tiene de bueno el capitalismo, o sea, la inmensa productividad, y la encauzará con medidas férreas, comunizándola. Habrá abundancia para todos –menos para los cristianos, por supuesto- y sólo se perderá una pequeña cosita: la libertad; la poca libertad que hoy nos queda, y la gran libertad verdadera que prometió –y dio- Cristo” .
La moderna Torre de Babel:
El Padre Sáenz ha señalado que “la unión de las naciones en grupos regionales, primero, y después, en un solo imperio mundial, sueño fascinante del mundo de hoy, no puede realizarse sino por Cristo o contra Cristo”, agregando que lo que se puede hacer sólo con la ayuda de Dios, y que de hecho Dios hará al final, conforme está prometido, febrilmente intenta el mundo moderno construirlo al margen del designio divino, orillando a Dios, abominando del antiguo proyecto de unidad que se llamó cristiandad, y violentando incluso la naturaleza humana, con la supresión intentada de la familia y de las patrias. En frase categórica de Castellani: ‘todo lo que hoy día es internacional, o es católico o es judaico’” .
Para acabar:
Frente al proyecto del “nuevo orden mundial”, Castellani nos lo ha proféticamente definido en sus esencialidades perversas. Estamos frente a la gran herejía de nuestro tiento, y Castellani la puso ante nuestros ojos, desnudando toda su malignidad y soberbia. Y esta herejía se configura como la negación o el olvido de la segunda venida de Jesucristo, para implantar una sedicente salvación intramundana, inmanente, perversa y, como tal, cristofóbica. Castellani vio claramente que el proyecto inmanentista y su culto ínsito en la utopía del “progreso indefinido” se excluyen esencialmente; por eso nos decía de Kierkegaard que “su pensamiento total es netamente parusíaco o ‘apocalíptico’ -o antiprogresista. No solamente no cree en el dogma del progreso inevitable, sino que siente hacia él un desprecio absoluto” .
Terminemos con las palabras de nuestro querido Padre Castellani, que nos resume magníficamente la realidad de nuestra esperanza cristiana. Nos decía el Padre Castellani: “Cristo debe volver. Debe volver pronto. Y a medida que su retorno se aproxima, por fuerza se deben hacer más claras las promesas de sus santos y las visiones de sus videntes. Volverá no para ser crucificado por los pecados de muchos, sino a juzgar a todos, no como cordero de Dios, sino como Rey del siglo futuro. Volverá para poner a sus enemigos de alfombra a sus pies, a restaurar y restituir para su Padre todas las cosas, arrojado de ellas y amarrado el príncipe de este mundo; volverá en el clímax de la más horrenda lucha religiosa que han visto los siglos, en el ápice mismo de la gran apostasía y de la tribulación colectiva más terrible después del diluvio, cuando sus fieles esté por desfallecer y esté por perecer toda carne. Volverá vincens ut vincat, como un rayo que surgiendo de oriente se deja ver en occidente, para arrebatar a él en los aires a nosotros los últimos, los que quedamos, los reservados in adventum domini, que hemos sufrido más que Job, creído más que Abraham, y esperando más que Simeón y Ana” .
Tengo que decir que yo me había olvidado de esta creencia, lo que me llevó a ser un hereje modernista durante cierto tiempo, aunque sin saberlo.
Amigo AMDG, Como siempre brillante y oportuna tu entrada.
Lo que distingue al cristiano es la confesión de la divinidad de Jesucristo que incluye su resurección y futura venida al final de los tiempos. Esa confesión de fe lleva a vivir sus enseñanzas que se resumen en el mandato de amar a Dios y al prójimo por encima de la propia vida. La Parusia, de alguna forma es la conclusión de la vida del hombre sobre la tierra, con el juicio universal por medio…Qué Dios nos coja confesados con lo que se va a encontrar.
Un saludo muy cordial
Lo que aguanta el «buenismo» del cristianismo:
http://www.elmundo.es/albumes/2009/10/16/calendario_cogam/index_6.html
Si este calendario se hace con el Mofeta o con los errantes se lía parda, pero como es contra el cristianismo, paz y gloria.
Pues sí. Creer en Cristo no es suficiente para ser cristiano.
«También los demonios creen, y tiemblan». Eso nos enseña La Escritura, eso está escrito. No lo olvidemos.
Iskander, tienes muchísima razón.
Es que los católicos y los cristianos en general, confunden el buenismo con la bondad.
La bondad proviene del poder y la fuerza, el buenismo no es más que debilidad y cobardía.
Rostam, ¿eres cristiano? Creía que eras mazdeísta.
Hace una semana encontré este artículo en una revista de filosofía. No es nada ortodoxo pues aborda con brillantez y sin reparos el problema del «hombre autónomo» o «autosuficiente» y lo que ha conllevado la construcción de las «torres de babel» aquí en la Tierra:
http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei/moreno72.pdf
Lo q se distingue del cristiano con el mundo es la demostracion del amor de Dios y la demostracion del mandamiento que dice que os ameis unos a otros; como yo os eh amado, tambien os ameis unos a otros juan 13.34
Si amamos a nuestro projimo jamas deseariamos mal y no pecariamos pq amamos a Dios y al Projimo el amor sobre pasa todas las cosas el es sufrido, no se jacta, no tiene envidia todo lo cree todo lo puede.
el mundo no tiene amor y el Dios vivo tiene amor y el nos ama tanto que envio a su hijo al mundo mas su hijo murio por nosotros que mas podemos ofrecer como agradecimiento que un buen sometimiento y un gran amor con Dios! y con nuestros hermanos que son todos los humanos que nos rodean dia a dia sean cristianos o carnales