El Gran Gatsby

El Gran GatsbyEs una obra maestra, aunque no precisamente una escuela de buenas costumbres. Al contrario, el mundo reflejado es moralmente repugnante, como casi todos los personajes.

La había leído de joven, cuando la consideré una historieta frívola y glamorosa sin más. Le he releído ahora, en inglés, tras ver la última película.

Ver la película condiciona la imagen de los personajes de la novela, en especial la visión de los dos rivales masculinos. Antes de verla me imaginaba a Gatsby como un cuarentón ya algo fondón, con su embonpuan y todo. Del rival no me hice ninguna imagen, tampoco del protagonista literario, el narrador, que es la clave formal de la novela.

Se dice que la novela es un reflejo de la sociedad norteamericana en los «ruidosos años veinte», los anteriores al derrumbe bursátil del 29 y a la gran depresión. Es un tópico bastante acertado. A mí me gusta especialmente la forma en que Scott Fitzgerald describe y presenta la interacción social y personal de los personajes en las conversaciones. Me parece magistral.

Además de leer el libro, leí los comentarios de dos sitios que recomiendo a los aficionados a la lectura. El primero de ellos explica el contexto de los lugares, personajes y otras circunstancias que se mencionan en las novelas. Aquí están las explicaciones sobre el Gran Gatsby. El segundo de ellos presenta el texto completo de la novela, que comenta de forma a veces excesivamente prolija. Aquí está. En los dos casos se trata de sitios en inglés.

Buscandole los tres pies al antisemitismo

Me han llamado la atención los comentarios sobre algunos asuntos raciales, sobre los que los comentaristas saltan críticamente. Por ejemplo:

Pasamos juntos allí nuestra infancia blanca”, es considerado un requete-irónico comentario racial del escritor. Es muy de dudar, porque en los años 20 los blancos aun no estaban apestados por el complejo de culpa que el marxismo cultural les ha insuflado, y que se refleja en los comentaristas.

Uno de los caracteres más antipáticos del libro, el socio de Gatsby es judío. Se llama Meyer Wolfshiem, lo que probablemente sería suficiente para identificarle como tal para los lectores americanos. En todo caso, al final queda definitivamente claro que lo es. En la película de 2013, por supuesto, el personaje deja de ser judío y es reemplazado por un actor de origen indio…

Al final de la novela, el vecino de Gatsby y narrador de la misma va a visitar al personaje. Hay una referencia a la secretaria judía de Meyer, lo que los comentaristas aprovechan para hablar de “terriblemente antisemita”. Comentan: “Por una coincidencia, Baz Luhrman usó un actor indio para el papel de Wolfshiem. Esto generó varias críticas, pero esas críticas no tienen mucho fundamento. En estos tiempos, caracterizar al personaje con un estereotipo judío generaría mucha controversia.” Sorprendente razonamiento.

La denuncia del antisemitismo tiene otros detalles curiosos. Cuando Wolfshiem se refiere a ciertas “ninfas presbiterianas” pintadas en el techo de un restaurante, el comentario justifica que no le gusten porque Calvino, fundador del presbiterianismo, soltó alguna andanada al pueblo elegido. Nunca había oído hablar de ninfas presbiterianas, pero cuadra poco con el puritanismo presbiteriano, judaizante a pesar de lo que diga el comentarista, y denunciador del paganismo infiltrado en el catolicismo. Creo que es un desliz de Fitzgerald.

El caso es que el famoso Wolfshiem está inspirado en un mafioso judío que apañó el resultado de un partido de béisbol creando un escándalo monumental en la sociedad norteamericana. El comentario oculta que el mafioso era judío, y habla de la corrupción como un pasatiempo que afecta a toda américa. Es decir, se acusa a los antisemitas norteamericanos de los delitos de los semitas. Impresiona semejante capacidad para la mentira.

¿Existe Dios en El Gran Gatsby?

La novela solo tiene referencias circunstanciales a asuntos religiosos. Me ha llamado la atención en todo caso que haya una página que los liste. Hoy en día está todo en Internet.

En una de ellas, se pregunta al desconsolado mecánico, cuya mujer acaba de ser atropellada, si va a alguna iglesia. En otra se trata del funeral de Gatsby. Referencias circunstanciales. En otra, sin embargo, se dice que Dios ve todo y no se le puede engañar. No sé con cuánto convencimiento fue escrita esa afirmación.

Por lo demás, Scott Fitzgerald, era hijo de padres católicos devotos. Su trayectoria vital fue, incluso desde el punto meramente humano, irregular, y al final un fracaso.

Que en paz descanse.

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