Firmeza ante el iconoclasmo mahometano

Es el titulo de otro artículo sobre las viñetas publicadas en el Jyllands Posten, escrito por Gustavo Bueno Sánchez, hijo del afamado filosofo Gustavo Bueno. Aunque tiene menos sustancia que el artículo de su padre enseñado aquí (Gustavo Bueno, sobre las caricaturas de Mojamé.), se pueden leer algunas consideraciones muy interesantes:

Estados Unidos tuvo que responder potenciando grupos fundamentalistas islámicos… Afganistán aceleró en efecto el derrumbe del «socialismo real». Mientras, Francia creía haber encontrado en los países islámicos el espacio donde expandir su siempre frustrada francofonía imperial, aún al precio de dotar al «socialdemócrata» Saddam Hussein hasta de una central nuclear, prudentemente destruida en 1981 por la aviación israelí…

El fundamentalismo mahometano recibió un apoyo decisivo tanto de al política antisoviética de los EE. UU. Y de la política criptoimperialista de Francia. En el primer caso se trata de un error lamentable que se esta intentando corregir. No es el caso de Francia, que ha arrastrado a toda Europa en una política suicida de apaciguamiento y cesión ante el Islam.

Dos preguntas oportunas. Que responda Zapatero:

¿Y por qué es ridiculizar a Mahoma dibujar una suerte de San Pedro entre nubes, que agobiado ante la llegada de suicidas al paraíso advierte: «Parad, parad… ¡se nos han agotado las vírgenes!»? ¿Y por qué es ridiculizar a Mahoma un dibujo donde el turbante es una bomba? En internet pueden verse sin dificultad videos de propaganda donde niños y jóvenes forrados de dinamita y cinturones bomba recitan el Corán y en nombre de su profeta se aprestan a la yihad…

Así acaba el artículo:

Desde la superioridad que nos da la civilización actual, la única realmente existente, debieran combatirse de frente los dogmas religiosos islámicos (como desde el cristianismo hicieron en el siglo XIII los dominicos), dogmas incompatibles con las democracias asentadas en la Declaración de los Derechos Humanos de 1948, para lograr así la emancipación de tantos millones de hombres que hoy no son personas libres. Pero si no tenemos fuerzas para tanto, y tampoco queremos ser coranizados, ni sometidos a la sharia, deberemos empezar por poner en su sitio a los profetas, a Mahoma, a José Smith, a Hubbard, a Rael, y a sus creyentes, y no respetar, es decir, no tener miedo, las creencias que quieren imponernos.

Una observación final. Los Gustavo Bueno, padre e hijo, aunque ateos, se guardan muy mucho de atacar a la Fe Católica. Una buena lección para nuestros progres.

Léelo entero: Firmeza ante el iconoclasmo mahometano.

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