Las mentiras de Lutero

Parece ser que la película sobre Lutero que tanta pompa tuvo en 2005 no resiste la prueba del algodón. Leo en este este artículo, de un sitio no católico:

desde el punto de vista de la singularidad de cada uno de los hechos históricos narrados, sólo podemos decir que Lutero es una película especiosa, insidiosa y falaz, en la que, cuando no es manifiestamente falso, lo que se nos cuenta aparece tergiversado, manipulado y sesgado siempre en el mismo sentido

Voy a apuntar algunas de las falsedades desveladas en este artículo, cuya lectura recomiendo encarecidamente:

No fue escogido por su superior para el viaje a Roma por sus “títulos en leyes”, ya que solo curso unos meses de estudios, fue como ayudante del profesor Juan Nathin.

No es coherente que se escandalizara de la licencia sexual de Roma, cuando el no podía contener su concupiscencia:

«La obra y la palabra de Dios nos dicen claramente que las mujeres deben servir para el matrimonio o la prostitución».

«Tengo raramente el tiempo suficiente para recitar mis horas y celebrar misa. A esto se juntan mis tentaciones del lado de la carne».

«Desde hace ya ocho días no escribo, ni oro, ni estudio, atormentado como estoy a la vez por tentaciones carnales y otros males».

«Soy un hombre arrastrado y envuelto en la sociedad, la embriaguez, las tentaciones carnales, la negligencia y otras miserias, sin hablar de los deberes profesionales, que me aturden».

No es cierto que su rechazo a la venta de indulgencias se debiera a la corrupción que vio en Roma. De hecho, el viaje tuvo lugar en 1510 y los primeros escritos contra las indulgencias son de 1517. En realidad, critica la venta de indulgencias en apoyo a Federico de Sajonia quien no quería que ese dinero recaudado en su territorio fuera desviado a su rival Alberto de Bandenburgo. Tampoco fue el primero que lo hizo. Las críticas a esta práctica, dentro de la propia Iglesia católica, eran más viejas que el canalillo.

Lutero nunca clavó sus 95 tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg, entre otras cosas prque al día siguiente se celebraba un misa en que se venderían indulgencias concedidas a su protector. Federico de Sajonia. Este suxceso fue una invención de su amigo Melanctón.

Es inverosímil que Lutero mantuviera una disputa con el cardenal Cayetano remotamente similar a la que muestra la película. Para empezar, un príncipe de la Iglesia no hubiera discutido así con un fraile. Por otra parte, Lucero cuenta que el cardenal le trata “con mucha benevolencia, incluso con algún exceso de honor” mientras que en la película, el cardenal le hace postrarse de cuerpo entero (“yacer decúbito prono”, esa abyecta costumbre oriental). Además, en la película Lucero le “da una lección” al cardenal, que aparece “desconcertado y vencido”. Sin embargo:

… es imposible que Lutero, cuya obra escrita se reducía en ese momento a sus 95 tesis y algunos sermones y comentarios a San Pablo, le diese lecciones a Cayetano, que en 1518 ya había escrito la mayor parte de sus obras teológicas y filosóficas, de cuya sola enumeración desistimos para no fatigar al amable lector.

“Son falsas la acusaciones de Federico de Sajonia sobre la Santa Inquisición: “La Inquisición no juzga, dicta sentencias”. Para que conste, aunque esto son sucesos posteriores:

según Gustav Henningsen y Jaime Contreras{17}, en todo el territorio del Imperio español, entre 1540 y 1700, sobre 44.674 causas incoadas por presunta herejía, sólo el 1,8% de los encausados habrían sido condenados a la pena capital [lo que da menos de 1000 sentencias capitales]. Respecto a los procesos por brujería, durante los siglos XVI, XVII y XVIII, la Inquisición española condenó a la hoguera a 59 brujas, la portuguesa a 4 y la italiana a 36. Pero veamos lo que sucedió en los países protestantes: en Suiza, con una población de un millón de habitantes, fueron quemadas 4.000 brujas; en Dinamarca y Noruega, con una población de 970.000 personas, lo fueron 1.350; y en Alemania, con una población de dieciséis millones, fueron quemadas 25.000. Estas cifras hablan por sí solas y únicamente se pueden explicar por el racionalismo que informaba a la Iglesia católica en su proceder respecto a los casos de «brujería» (que para los teólogos no eran otra cosa que casos de celestinismo, curanderismo y superchería) frente a la credulidad ciega que los protestantes demostraron en relación a las noches de Walpurgis…

Es falso que en la Dieta de Augusta (Augsburg), el emperador Carlos V fuera forzado a oír “la famosa Confessio augustana, primera confesión de fe de la Iglesia luterana. (…) no hubo necesidad alguna de forzarle, puesto que, como ya hemos dicho, él mismo fue quien propuso a los príncipes la redacción de una confesión de fe”.

El artículo tiene una recopilación de dichos de Lutero en que este pone de manifiesto un antijudaísmo visceral en el que se presiente el delirio criminal del nazismo:

«Obramos mal al no quitarles la vida. En cambio, permitimos que vivan libremente entre nosotros, a pesar de que nos asesinan, nos maldicen, blasfeman y mienten contra nosotros y nos difaman».

«Debemos prender fuego a sus sinagogas o escuelas y enterrar y tapar con suciedad todo lo que no prendamos con fuego, para que ningún hombre vuelva a ver de ellos piedra o ceniza. También aconsejo que sus casas sean arrasadas y destruidas. Porque en ellas persiguen los mismos fines que en sus sinagogas. En cambio, deberían ser alojados bajo un techo o en un granero, como los gitanos… que la protección en las carreteras sea abolida completamente para los judíos. No tienen nada que hacer en las afueras de las ciudades».

Deseo y pido que nuestros gobernantes, que tienen súbditos judíos, muestren una aguda piedad hacia esta maldita gente, como sugerí más arriba, para ver si esto les sirve de ayuda (lo cual es poco probable). Deben actuar como un buen médico que cuando se encuentra frente a un cuadro de gangrena sin piedad procede a amputar, serrar o quemar carne, venas, hueso y médula. Este tipo de procedimiento debe seguirse del siguiente modo. Incendiad sus sinagogas, prohibid todo lo que enumeré anteriormente, obligadlos a trabajar y tratadlos con rigor, como hizo Moisés en el desierto masacrando tres mil».

Acaba exponiendo que Lutero era consciente del mal que trajo al mundo:

«Con esta doctrina, cuanto más se avanza, peor se torna el mundo; es la obra y el trabajo de este diablo maldito. Bastante se ve cómo el pueblo es ahora más avaro, más cruel, más impúdico, más desvergonzado y peor de lo que era bajo el papismo».

Pero nada hace por cambiarlo.

«¿Quién se habría puesto a predicar, si hubiéramos previsto que de ello resultarían tantos males, sediciones, escándalos, blasfemias, ingratitudes y perversidades? Pero ya que estamos en ello, hay que tener contra la mala fortuna buen ánimo».

No me extrañaría que fuera cierto lo que la propaganda católica especulaba sobre su muerte en la desesperación. Y sin embargo, aún le siguen riendo las gracias:

Supongo que ha visto la película “Lutero”, ¿cuál es su impresión? A mí me han gustado las dos terceras partes, luego en mi opinión la trama languidece y se echan en falta el brío y la capacidad “contrapuntística” de los guiones americanos. De todas maneras muy por encima de la tónica europea. Compraré el DVD, claro, a ver qué más trae.

1. Me gustó, pero creo que en dos horas es imposible resumir la vida de un personaje tan complejo. 2. Yo compré el DVD en Estados Unidos hace dos años y de materiales adicionales nada aparte de eso de la ficha técnica.

César Vidal, historiador licenciado y premiado. Pobre Lutero. Que Dios se haya apiadado de él; y de nosotros cuando nos toque.

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