En una sesión reciente (Whites Told to «Go Home» at Detroit City Council Meeting):
Speakers advocating for the deal were taunted by the crowd and cut short by Council President Monica Conyers, who presided over the hearing like an angry bulldog; whites were advised by the citizens to, «Go home.»
Opponents were allowed to rant and ramble on uninterrupted about «those people» who want to steal Detroit’s assets and profit from the city’s labors.
A pitiful Teamster official who practically crawled to the table on his knees expressing profuse respect for this disrespectful body was battered by both the crowd and the council.
When he dared suggest that an improved Cobo Center would create more good-paying jobs for union workers, Conyers reminded him, «Those workers look like you; they don’t look like me.»
Desperate, he invoked President Barack Obama’s message of unity and was angrily warned, «Don’t yousay his name here.»
Es decir, un empresario presenta una propuesta de centro de negocios, dice que creará puestos de trabajo bien remunerados y la alcaldesa en funciones le responde que «Esos trabajadores se parecerán a usted, no a mí». ¿Entendéis, blanquitos de m_____?
Las «minorías» son ahora dueñas de la ciudad del automóvil, próspera en otros tiempos: Detroit: El precio medio de las casas vendidas en diciembre de 2008 fue de un millón de pesetas
Pues nada, a mandar. Que manden esas minorías, así Detroit cada día irá a peor, terminará como Zimbawe o Sudán. Porque esas «minorías» es lo que tiene: jamás han logrado hacer nada por sí mismas.
Los blancos que se vayan de ahí y los dejen a su suerte, ya veremos a las «minorías», matándose entre sí a machetazos, muriéndose de hambre y viviendo en chozas de barro. Si es que de dónde no hay…..