Os lo resumo: escribió un libro Coming of age in Samoa en que mostraba una sociedad en la que los jóvenes practicaban una promiscuidad generalizada. En 1983 -más de cincuenta años después de aparecer el libro- Dereck Freeman mostró en un libro que era todo una patraña y que las informantes cuyas confidencias trascribió Mead fueron una tomadura de pelo.
Sin embargo, a pesar de todo, se le sigue dando credibilidad a Mead. Por ejemplo, aquí tenéis el artículo de la Wikipedia (Margaret Mead). Se trata de una traducción bastante pobre. Esta es la esencia de la discusión:
En 1983, cinco años después de la muerte de Mead, Derek Freeman publicó Margaret Mead y Samoa: la construcción y destrucción de un mito antropológico, en donde ponía en tela de juicio los principales hallazgos de Mead. Mead estuvo nueve meses en Samoa y no hablaba su dialecto. Freeman dedicó a su investigación casi medio siglo y hablaba el dialecto samoano de manera perfecta. Freeman basó la crítica en sus propios cuatro años de trabajo de campo en Samoa y en entrevistas recientes con informantes sobrevivientes de la época de Mead. El argumento dependía del lugar del sistema taupou en la sociedad samoana. Según Mead, el sistema taupou consistía en una virginidad institucionalizada, exclusivamente, para las mujeres jóvenes de alto rango. Según Freeman, todas las mujeres samoanas imitaban el sistema taupou y las informantes de Mead entrevistadas negaron haber estado envueltas en sexo casual cuando eran jóvenes y declararon haberle mentido a Margaret Mead.
Después de una racha inicial de discusión, muchos antropólogos concluyeron que la verdad absoluta, probablemente, nunca se conocería. De cualquier manera, muchos encontraron la crítica de Freeman altamente cuestionable. Primero, especularon acerca del hecho de que Freeman hubiera esperado hasta que Margaret Mead muriera para publicar su crítica de manera que ella no pudiese responder. Por otra parte, señalaron que las informantes originales de Mead eran, ahora, mujeres viejas, abuelas y se habían convertido al cristianismo. Además, hicieron notar que la cultura samoana había cambiado considerablemente en las décadas siguientes a la investigación original de Mead; que, después de la intensa actividad misionera, muchos samoanos habían llegado a adoptar los mismos estándares sexuales de los americanos, quienes, en su día, recibieron con tanta impresión las revelaciones de Mead. Sugirieron que, como mujeres en ese nuevo contexto, era inaceptable hablar francamente acerca de su comportamiento adolescente (nótese también que una de las estrevistadas de Freeman dio su fe renacida como razón para admitir su engaño del pasado). Finalmente, sugirieron que aquellas mujeres no serían tan francas y honestas acerca de su sexualidad cuando hablaban con un hombre entrado en años, como habrían sido hablando con una mujer joven. Muchos antropólogos también acusaron a Freeman de tener el mismo punto de vista sexual etnocéntrico que tenían las personas a las que Boas y Mead impresionaron.
Los antropólogos también criticaron a Freeman acerca de las bases metodológicas y empíricas. Por ejemplo, Freeman combinó ideales públicamente articulados con normas de comportamiento, es decir, mientras muchas mujeres samoanas admitirían en público que es ideal mantener la virginidad, en la práctica exhibían altos niveles de sexo prematrimonial y se jactaban acerca de sus aventuras sexuales entre ellas mismas. Los propios datos de Freeman apoyaban las conclusiones de Mead: en una aldea samoana del oeste documentó que el 20% de las mujeres de 15 años, el 30% de las de 16 y el 40% de las de 17 se habían comprometido en sexo prematrimonial. En 1983, la Asociación Americana de Antropología expidió una moción declarando el libro de Freeman, Margaret Mead y Samoa, como «pobremente escrito, no científico, irresponsable y engañoso». En los años siguientes, antropólogos debatieron vigorosamente esos problemas pero, generalmente, apoyaron la crítica de Freeman.
Freeman continuó argumentando su caso en la publicación de 1999 El fatídico fraude de Margaret Mead: un análisis histórico de su investigación samoana.
La «declaración institucional» de la «comunidad científica» condenando el libro es cuando menos curiosa. Atención a esto:
Margaret Mead estuvo casada tres veces, primero con Luther Cressman y luego con dos colegas antropólogos, Reo Fortune y Gregory Bateson, con quien tuvo una hija, también antropóloga, Mary Catherine Bateson. Su nieta, Sevanne Margaret Kassarjian, es actriz de teatro y televisión y trabaja profesionalmente bajo el nombre de Sevanne Martin. Mead era declaradamente bisexual: además de sus tres matrimonios héterosexuales tuvo dos amantes lésbicas de largo plazo. Además practicaba el amor libre cuando le era posible.
Y a esto:
Otro libro extremadamente influyente de Mead fue Sexo y Temperamento en Tres Sociedades Primitivas. Éste se convirtió en la principal piedra angular del movimiento de liberación femenina, desde que aseguró que las mujeres eran las que dominaban en la tribu Tchambuli (ahora Chambri) de Papúa Nueva Guinea (en el Pacífico Oeste) sin causar ningún problema en especial. La carencia de dominación masculina pudo haber sido el resultado de la prohibición de la guerra por parte de la administración australiana.
Y todavía le llaman ciencia.
Para los que sepáis inglés y os interese el tema. Aquí tenéis un enlace a un artículo sobre el libro de Mead (Margaret Mead, Derek Freeman… and the Samoans) que hace esta agudísima observación:
David Williamson[3], Australian playwright has written a satirical play based on the Mead-Freeman controversy titled: «Coming of Age in Academia» (http//:www.monash.edu.au.pubs/). Writing of himself in an advertisement for his play, William’s states:
«He believes that it is ironic that while anthropologists argued that there was no biological essence to human nature or links to our animal ancestors «‘Their treatment of Derek was identical to the treatment a chimpanzee troupe gives to one of it’s outcasts.»
Y acaba con esta conclusión:
My recommendation is that Derek Freeman’s «Margaret Mead and Samoa: The Making and Unmaking of an Anthropological Myth» and «Coming of Age in Samoa» by Margaret Mead, be discussed thoroughly in all cultural anthropology classes or, better yet, have a class exclusively devoted to the subject. Indeed, it would serve as a useful tool in any class with a focus on the use of the scientific method for data acquisition, as an example of how the system can be manipulated and abused by those who are entrusted with its care.
Aquí hay una transcripción de diversas declaraciones en relación con la polémica (Culture War resource: Margaret Mead’s student refutes her «work»): La conclusión es demoledora:
Robyn Williams: Isn’t it surprising then that after all this time, I mean Margaret Mead’s book was published in about 1923 and here we are in 1984, something like 60 years later. Why did it take so long for one of the most public, as you’ve implied, statements about the human condition, why did it take all that time for a refutation to take place. It doesn’t say much for science does it?
Derek Freeman tape: «Well, a number of people pointed out the inadequacy of the evidence as early as the 1930s, but I think here we are dealing with beliefs of an ideological kind on which people predicate their whole view of the world, and they tend to cling to these beliefs and to wish to avoid the disturbance of having to rethink their assumptions.
«And if you look back in the history of human thought you’ll find much more gross myths than that which have endured very much longer.»
Es una explicación, pero sigue siendo desasosegante que esto pase en la universidad el siglo XX.
Pues no debería sorprenderte ese estado de cosas en la universidad, particularmente en lo que respecta a las ciencias sociales.
Ignoro como irán las cosas en el extranjero, pero conozco la universidad española en su ámbito de ciencias sociales y te puedo asegurar que lo que se hace realmente allí es lo más antitético a lo que se declara hacer. La investigación libre no existe; predomina en todo la ideología dominante. La endogamia es omniabarcante.
Supongo que fuera de nuestra fronteras no debe ir mejor. Si no ya hubieran refutado las tesis principales, no sólo de Mead (ingeniosa translatora de sus deseos sobre la sexualidad a su trabajo de campo sobre una alejada tribu), de Franz Boas también. En las ciencias sociales, a diferencia de en las ciencias naturales, los efectos de un conocimiento erróneo de la realidad o de una aplicación incorrecta o sesgada de un conocimiento no se dejan sentir hasta muy tarde. Una obra de ingeniería mal construida tarda poco en revelar sus errores de cálculo; una sociedad tarda más tiempo en caer.
eres creacionista amdg?
Muy sugestivo. Habría que avisarle al paladín de la paz monclovita, a ver si se entera y se deja de alianzar tanto con ellos.
Respecto de la autoría del corán, que los imanes hablen con la SGAE que seguro les arregla el problema. Eso sí: Teddy les va a dar por la cabeza con los derechos de autor. Todo sea por Alá.
Grrr
En el fondo sí, porque creo que la materia y las leyes que la rigen fueron creadas por Dios, pero no en el sentido de que lo hizo todo en siete días.