Practicadas por quienes denunciaban las de la Inquisición:
… en 1605 el católico Guy Fawkes, antiguo soldado al servicio de España, intentó volar el Parlamento con sus ocupantes. Descubierto, varios conspiradores murieron en la tortura, y los otros sufrieron la pena por traición: eran ahorcados sin dejarles morir, luego les seccionaban los genitales y los desventraban, quemando sus entrañas ante su vista, y a continuación eran decapitados y despedazados. Fawkes, aunque muy débil por la tortura, se libró saltando de la horca y rompiéndose el cuello. Este castigo se aplicó a quienes predicaban el catolicismo, como Thomas Atkinson en 1616, pese a tener ya 70 años. Según versiones no documentadas, el asunto de Fawkes habría sido una provocación del secretario de estado, Robert Cecil, para eliminar de raíz cualquier tolerancia hacia los católicos.
… asesinato de Enrique IV de Francia en 1610, por François Ravaillac. Este fue ferozmente torturado trece días, quemado con hierros candentes y descuartizado. Algunos achacaron, sin prueba, el crimen a los jesuitas. Aunque en paz con España, Enrique IV estaba a punto de enviar un fuerte ejército a Alemania a favor de los protestantes. A su muerte el poder práctico recayó en su segunda mujer, María de Médicis, por ser aún niño el nuevo rey, Luis XIII. María buscó el acuerdo con Madrid.
De aquí: La política de Felipe III y de Lerma
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