Traté del libro aquí: Yo tenía un camarada. El antifranquismo falangista (y 3). Esto («Yo tenía un camarada») es un añadido interesante:
Sin duda, la adhesión de Vicens al evangelio del general [Karl Haushofer] no pasó de copiarle aquellas flechas, gráficos, mapas, conceptos y esquemas que este usab y que, por lo demás, contienen una parte de verdad.
¡Ironías de la suerte! Todo este instrumental en versión tragedia llevó a Haushofer a punto de ser procesado en Núremberg y le hizo suicidarse en 1946, y, en cambio, a Vicens en versión comedia, según dice Marx, le dio base, como contaré luego, a componer durante la guerra civil un borrador de historia de Cataluña que luego transformó en Geopolítica del Imperio, después de 1939. A la vez, se había prestado a escribir para Gallach biografías laudatorias en grado sumo de Franco y de José Antonio, destinadas a la obra Mil figuras de la Historia (…)
Es interesante observar que en esas biografías de Franco y José Antonio se le fue la mano, y más en la del segundo que en la del primero. Las palabras con que Vicens termina la semblanza de fundador de la Falange no acaban de compaginarse con otras actitudes de su trayectoria: «Las balas del pelotón de ejecución segaron su noble existencia (…) Apenas amanecía y en el último pálpito su carne se estremeció con el presentimiento de la Victoria». Parece de Pemán… Los juicios relativos a la vida de Franco son despachados con el conocido truco de citar frases de otros, se entiende laudatorios en grado extremo: «El Generalísimo Franco –dice una de ellas, además sin citar autor– ha vencido a todas las satánicas fuerzas de la revolución». No sigamos, que ya es bastante».
Este tipo fue después «nacionalista catalán».
Por cierto, al canción no es falangista, sino alemana, y de antes de los nacionalsocialistas. Es un tributo, una despedida al compañero muerto:
Demasido «laica» para mi gusto, pero honrosa.
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