Ahora somos todos Charlies

Rompo mi ausencia para tratar de las reacciones al último atentado islámico en Europa. El atentado en sí es otro acto criminal más atribuible a los seguidores de la religión-de-la-paz. Que un mahometano siga las instrucciones del Corán no debería causar asombro. En todo caso, procede recordar algunas cosas.

Primero. Francia, como España, como toda Europa, ha sido invadida por millones de seguidores de ese credo. Eso no ha sucedido por casualidad, ni porel deseo de los ciudadanos de unas sociedades que presumen de democráticas. Al contrario, ha sucedido por designio de quienes realmente deciden.

Segundo. Francia ha estado a la cabeza de la intervención militares que directamente o indirectamente han llevado al poder a los islamistas en Libia, y está intentándolo en Siria. Se trata de países que apenas envían inmigrantes/invasores a Europa y que no persiguen a los cristianos con la saña de esos islamistas.

De nada vale condenar estos sucesos si se va a seguir insistiendo en esa política delirante de invadir sus casas e invitarles a las nuestras.

Tercero. En Francia, como en tantos países de Europa, se aplican penas de cárcel a quienes tratan de difundir los resultados de sus investigaciones sobre supuestos sucesos de la Segunda Guerra Mundial. Así que no vale llenarse la boca ahora con una libertad de expresión que de hecho no existe.

Recordatorios:

Francia envió armas a los rebeldes libios

Selección sobre el derrocamiento de Gadafi.

 

 

1 comentario

  1. Yo no soy charlie.
    Los que creen y dicen que esto es un ataque a la «libertad de expresión», son los mismos que demandan judicialmente y atacan despiadadamente a quien no esté de acuerdo o haga chistes sobre gays y lesbianas.

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