Para vergüenza de toda la Cristiandad católica, el actual Vicario de Cristo ha protagonizado un gesto bochornoso de “humildad” que supera lo que nos tenía acostumbrados hasta ahora:
El caso es que se niega a adorar a Cristo con la genuflexión canónica, pero no se priva de arrastrar el cargo ante la fauna más variopinta y exótica. Siempre, eso sí, ante cámaras dispuestas a recoger el momento.
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