Hace tiempo, leí un artículo del finado Vázquez-Rial, Los liberales y el fantasma de Fernando Siete, en el que valoraba el libro de otro periodista de la cuadra digitolibertaria (Liberales de 1808, de Jorge Vilches). No convence el artículo, poniendo el libro en entredicho. Es más, creo que, sin darse cuenta, le da un fenomenal varapalo al liberalismo al descubrir cosas que, expuestas delante de una parroquia más antisocialista que liberal, mejor sería, para ellos, no meneallas.
Está fuera de toda duda historiográfica razonable que los españoles se levantaron contra Napoleón bajo la bandera de la Tradición, representada sí por ese infame Fernando VII. Inventarse a estas alturas de la historia el protagonismo de un liberalismo minoritario y sin ningún tipo de apoyo popular es un ejercicio de voluntarismo ideológico inaceptable.
Vázquez-Rial incluye unos párrafos de Vilches que desmienten las tesis que ambos proponen. Los liberales quedan de hecho muy mal parados, como una minoría que dio de lado a la inmensísima mayoría de aquellos “españoles de ambos hemisferios”. Una minoría que legislaba por su cuenta y riesgo, y en gran parte contra aquella mayoría. Los constituyentes de Cádiz no tenían ningún tipo de legitimidad, ni de derecho (porque no tenían mandato representativo constituyente) ni de hecho (porque no tenían fuerza alguna). Estaban recluidos en la ciudad-isla de Cádiz, ricamente protegidos por el poder militar de Inglaterra, mientras el resto de los españoles se batían el cobre en guerra contra el francés. Para colmo de males, como el propio párrafo manifiesta, son unos insensatos: hacen las cosas en nombre del rey ausente y desairan a los realistas moderados presentes.
Algunas cosas me llaman especialmente la atención. Por ejemplo:
En respuesta, y sin justificación que valga, los enemigos de la libertad se tomaron su revancha, su turno: el golpe de Estado de mayo de 1814, y la cruel e ingrata represión posterior.
No es procedente calificar de golpe de estado el rechazo de la constitución en 1814. El rey rechazó lo que le daban a firmar, simplemente. ¿Por qué iba a hacerlo? Su marcha triunfal hacia Madrid pone de manifiesto que aquella constitución no respondía a la realidad de España, era la obra de una minoría iluminada (y mejor que no hablemos del tipo de luz).
Esa calificación de “enemigos de la libertad” conmueve. Nótese que, aun sin escribirlo, se habla de Libertad con mayúsculas. Pero esa Libertad no existe, salvo como concepto en la cabeza de algunos liberales. Es decir, nos están pontificando. Lo que procede sería hacer explícito el contenido de la libertad que ofrecían los liberales frente a la que ofrecía la monarquía absoluta (que, pese a lo que los escolares adoctrinados por la historia actual piensan, no tenía encadenados a sus súbditos).
Por lo demás, el respeto liberal por el derecho de propiedad es bien conocido: protagonizaron el mayor expolio conocido de la historia de España, la Desamortización. Ni que decir tiene, una vez perpetrado el expolio, aplicaron severamente un Código Civil liberal, para que no se repitiera. Y pobre del pobre que a partir de entonces robara una gallina.
Mas:
Tampoco los liberales supieron ganarse a los altos mandos del ejército, y no crearon hasta poco antes del golpe de estado de 1814 su propia fuerza armada, la milicia nacional; aunque esto de poco hubiera servido ante un ejército y un pueblo que mayoritariamente se postraba ante su rey absoluto.
Refuerza lo que digo. Los golpistas -terroristas diríamos hoy en día, pues tenían un ejército privado- fueron quienes crearon esa milicia nacional, contra el pueblo, como ellos mismos nos cuentan. Por supuesto, el pueblo se postraba al rey; que no nos den literatura por historia, por favor.
Y era solo el comienzo. El s. XIX español se caracterizaría después por el recurrente golpismo liberal: Todos los gobiernos liberales (moderados o exaltados) del s. XIX empezaron con pronunciamiento, asonada, cuartelazo, o revolución. Y sin embargo, se pone en el debe de los carlistas (y de la derecha por extensión) esa inestabilidad militar. Veamos:
- Invasión napoleónica: Reinado de José I (1808-14), con una constitución liberal.
- Alzamiento de Riego: Trienio Liberal (1820-23).
- Algaradas de la Milicias nacionales (1835).Nombramiento del liberal Mendizábal, con su Desamortización, el mayor robo de la historia de España. Todo sea por el derecho a la propiedad, que se establece tras la “apropiación originaria”. ¿Y los liberales de hoy en día, qué dicen de ello?
- Motín de la Granja (1836): Constitución de 1837, más Desamortización.
- Revolución de 1840: Regencia del liberal Espartero. Nótese la inestabilidad que trajo la sucesión trapichera de Isabel II, que llevó a la primera guerra carlista. Solo el autoritario Narváez pone orden a la situación, hasta la siguiente algarada liberal. La segunda “guerra” carlista (1846-9) afecta solo a Cataluña. No fue realmente una guerra.
- 1854, La vicalvarada: Bienio Progresista (sí, “progresista”). Con más desamortización, por supuesto. El bienio acaba en un caos, pero O’Donnell no da ningún golpe de estado, como dice el artículo. Siguen más de diez años de gobierno moderado sin sobresaltos. Hasta que volvió el ruido de sables, sables progresistas una vez más.
- Revolución gloriosa 1868: Sexenio Democrático. Eso de democrático suena muy bien, pero ya sabemos cómo acabó tanta democracia: Amadeo I se fue harto de la política de esos espadones tan progres, y la I República tuvo cuatro presidentes en dos años escasos. Durante ella se produjo la tercera guerra carlista.
Otra lectura recomendada: España, s. XIX: Carlistas 3,Liberales
Kommissar eurócrata: «La Sumisión es bienvenida. El Reemplazamiento es un bien moral»
www.()brusselsjournal.()com/()node/()3600
Coherentemente, el Mandarinato abre las puertas al Sultanato de Marruecos:
www.()brusselsjournal.()com/()node/()3597
Estupendamente explicado. Las Cortes de Cadiz fueron un golpe de Estado en toda regla, con violencia física y encarcelamientos incluidos. Todo lo que nos han vendido después no es más que la propaganda de los vencedores.