Pues vale, pues bueno, pues muy bien. Pues téngalo Dios en su Gloria.
Le acabo de comentar al Embajador cuánto me j*d* el caso de los obispos que pierden la mitra corriendo a salvar el alma de canallas notorios. Con Azaña parece ser que sucedió algo parecido.
Lo que procede en estos casos es forzarles a una declaración pública y bien razonada en la que se retracten de toda la basura que escribieron. Y después hablamos de consuelos sacramentales (si el dolor de los pecados es sincero, va de suyo).
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