Aunque lo pintan como un musulmán filosófico, racionalista y heterodoxo –y realmente lo era- estaba de acuerdo –como jurista musulmán del más alto rango- en que al infiel hay que perseguirlo y someterlo a esa servidumbre que llaman ahora “tolerancia”. Incluso dedicó un tratado jurídico coránicamente correcto sobre el ejercicio de la guerra santa.
No tengo tiempo para traducíroslo, pero aquí lo tenéis, en francés: Averroès – avocat du djihad
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