Obama acoge en su seno a Zapatero

Para entender la última majadería de Zapatero (“La cuestión no es qué puede hacer Obama por nosotros, sino qué podemos hacer nosotros por Obama”.), nada mejor que leer este artículo de Gustavo Bueno (Obama acoge en su seno a Zapatero), en que explica las fotos de Bush y Aznar y de Obama y Zapatero.

Respecto de esta última:

Pero el gesto «mano en el hombro sin reciprocidad» que vemos en la imagen del saludo de Obama a Zapatero y en la imagen de la presentación conjunta de Bush II y Aznar, es un gesto ceremonial, núcleo de una ceremonia de «posado» ante cientos de cámaras, que desempeñan el papel de los ojos de todo el mundo. Es una ceremonia teatral, cuidadosamente preparada por los asesores de quienes «ponen la mano en el hombro del otro» para expresar no tanto afectos, sentimientos o emociones psicológico subjetivas (que pueden ir sin embargo por otro lado) sino para representar con la mayor frialdad posible, ante el mundo entero, lo siguiente: que el hombre más poderoso, en cuanto símbolo personal de un Imperio, es decir, en cuanto emperador (para utilizar un lenguaje político hoy anticuado en las sociedades democráticas homologadas, que a toda costa quieren ocultar pudibundamente ciertas relaciones que siguen siendo reales), está reconociendo el vasallaje de un reyezuelo a cargo de una provincia más o menos levantisca de su Imperio.

Reconocimiento que conlleva, por supuesto, su protección, el darle al vasallo acceso a importantes beneficios económicos y sociales, los propios de un contrato feudo-vasallático medieval, que solía estar implicado, por cierto, en la ceremonia de armar caballero. En esta ceremonia el señor, es decir, el caballero medieval, como nos dice Marc Bloch, después de entregar las armas significativas de su futuro estado al postulante, y de ceñirle la espada, no se limitaba a ponerle la mano en el hombro: le descarga sobre la nuca o sobre la mejilla una palmada, colée o colleja. «El contacto establecido entre la mano del padrino y el cuerpo del postulante transmitía del uno al otro una especie de influjo semejante al de esa otra bofetada que el obispo da al clérigo que consagra como sacerdote.» Lo que nos sugiere que el gesto «mano en el hombro sin reciprocidad» conserva algo, en forma estilizada, de aquella bofetada. La ceremonia «mano en el hombro de Zapatero» de Obama podría interpretarse, según esto, como la «bofetada estilizada» que Obama propina a Zapatero.

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