Asesinato de Monseñor Padovese: Un rosario de escándalos (continuación)

Continúo con lo que empecé aquí: Asesinato de Monseñor Padovese: Un rosario de escándalos.

El segundo escándalo es el desmentido del Vaticano sobre la evidente naturaleza religiosa -seamos precisos: naturaleza islámica- del crimen (El Papa descarta que el asesinato de Monseñor Padovese fuera por causas políticas o religiosas). Escándalo relacionado es la insistencia en dialogar con los asesinos, a pesar de los repetidos y sonados desplantes que protagonizan (El Gran Muftí de Chipre le da plantón al Papa).

Escándalo mayor es que mientras los seguidores del falso profeta persiguen a nuestros hermanos en Jesucristo a lo largo y ancho de las “tierras del Islam”, nuestras jerarquías insistan en el mensaje de caridad, dejando indefensa y desorientada a la grey, y poniéndose ellos temerariamente en riesgo de vida (Conmoción en el funeral del presidente de la Conferencia Episcopal Turca):

Una muerte violenta que, como ha dicho monseñor Franceschini, «nos ha dejado conmocionados, sin comprender cómo podía suceder algo tan horrible, sobre todo a un hombre de Iglesia, un obispo muy amigo de los turcos».

Es muy fácil comprenderlo, solo hay que leer algunas páginas del Corán. Háganlo, que les va la vida en ello.

En el funeral han participado las autoridades locales y el jefe de la policía.

¿Solo locales? ¿No ha habido autoridades nacionales?

Entre las obras realizadas por monseñor Padovese, desde que fue nombrado obispo en 2004, monseñor Franceschini mencionó el extraordinario diálogo de vida con los musulmanes, la creación de un servicio de distribución de comida a domicilio para 70 familias en dificultad, una sola de ellas cristiana, y las buenas relaciones con las autoridades civiles.

Es decir, están alimentando a los cuervos que les sacan los ojos. La doctrina católica de toda la vida consideraba esto una imprudencia grave.

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Los tradicionalistas lo tienen mucho más claro (Y PENSAR QUE BENEDICTO XVI SIENTE UN PROFUNDO RESPETO POR EL ISLAM…). Atención a esto:

La policía turca sigue achacando el homicidio de Padovese a los desórdenes psicológicos del chófer Murat Altun, de 26 años. Y la postura oficial de la Santa Sede y del propio Papa habían seguido hasta ahora esa misma línea. El viernes pasado, en el avión que le llevó a Chipre, Benedicto XVI afirmó lo siguiente: “No hay que atribuir a Turquía o a los turcos este hecho. Es algo sobre lo que tenemos poca información. Lo que está claro es que no se trata de un asesinato político o religioso; es una cosa personal. Seguimos esperando todas las explicaciones, pero ahora no queremos mezclar esta trágica situación con el diálogo con el islam”.

La contradicción, según explica el vaticanista Filippo di Giacomo, se debe a un hecho que la diplomacia vaticana ha tratado de no hacer público: “Unas horas antes de que Padovese fuera asesinado, el Gobierno turco le llamó para decirle que el chófer, que ellos mismos habían puesto a su servicio cuatro años atrás, se les había ido de las manos. Es decir, que había abrazado la causa fundamentalista”, explica Di Giacomo. “Al saberlo, Padovese canceló los billetes que había reservado para ir a Chipre con Altun. Prefirió quedarse en casa que hacer el viaje porque temía qué su chófer pudiera aprovechar su cercanía al Papa para atentar contra él”, agrega el sacerdote. Ruggero Franceschini, obispo de Esmirna, ha presidido hoy los funerales de Padovese y lo ha definido como “un mártir”.

Mientras tanto, en Marruecos:

La muerte del obispo franciscano capuchino, conocido como un intelectual abierto al islam que adoraba Turquía, se produjo en un momento dramático para Oriente Medio, horas después de que Israel matara a nueve personas (ocho turcos y un estadounidense) al asaltar en aguas internacionales la flotilla humanitaria contra el bloqueo israelí a Gaza. Otro hecho menos comentado alimentó la inquietud del vaticano: Marruecos aprovechaba la confusión para expulsar del país a 28 cristianos que trabajaban con los pobres aduciendo que “perturban la mentalidad del buen musulmán”. Según Di Giacomo, la expulsión es consecuencia de “la fatua promulgada por 7.300 doctores marroquíes de la ley islámica que han declarado recientemente que la caridad cristiana debe ser considerada terrorismo religioso”.

¿Habéis oído alguna queja de los católicos dialógicos? Más les vale hacer oidos sordos, pues pueden tener el final de Padovese.

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Después de esrito eso, acabo de leer esta entrevista (El arzobispo de Esmirna asegura que la Iglesia quiere saber toda la verdad sobre el asesinato de Mons. Padovese):

¿Cómo ve este asesinato del Vicariato de Anatolia?

Sobre el asesinato de monseñor Padovese, lo que nosotros buscamos es ante todo la verdad. El día antes del funeral llegaron a Alejandreta el ministro de justicia junto al juez delegado al proceso por este asesinato. El juez no dijo una palabra. Pidieron verme en una salita reservada, y allí les dije: “Queremos toda la verdad, pero sólo la verdad. No queremos otras mentiras: que eran muchos, que eran pocos, que era un delito pasional. No debemos esconder nada”.

Yo creo que respecto a este asesinato, que tiene un elemento tan explícitamente religioso, islámico, estamos frente a algo que va más allá del Gobierno; va más allá, hacia grupos nostálgicos, quizás anarquistas, que quieren desestabilizar al propio Gobierno.

La misma modalidad con la que tuvo lugar la muerte sirve para manipular a la opinión pública. Tras haber matado al obispo, el joven Murat Altun gritó: “He matado al gran satanás. Allah Akbar”. Pero esto es verdaderamente extraño. Murat nunca había dicho estas frases violentas. Yo lo conocía desde al menos diez años. Fui yo quien le asumió para trabajar para la Iglesia. Y nunca se había expresado de esta forma. No era un musulmán practicante. Era un joven que tenía una cultura cristiana, sin ser cristiano. Ni él ni su padre eran personas enemigas nuestras. En mi opinión, han sido un instrumento en las manos de otros.

El uso del ritual islámico sirve para desviar las interpretaciones: es como sugerir que la pista es religiosa y no política. Además, forzando la interpretación religiosa, de un conflicto entre el islam y los cristianos, se consigue inflamar a la opinión pública en un ámbito en el que nosotros somos débilmente creídos y no tenemos fuerza ninguna. Por lo demás, también el primer ministro Erdogan, tiene sus apoyos más fuertes no en el islam radical, sino en el moderado. Y temo que ya no tenga ni siquiera éste.

Murat Altun habló también de homosexualidad del obispo y se dijo “deprimido e inestable”…

El asesino ha “confesado” también la pista sexual, diciendo que monseñor Padovese le pagaba por “servicios”. Pero también esta es una pista que sirve para confundir. Y no creemos tampoco en la típica y apresurada mentira piadosa de que Murat estaba mentalmente enfermo y era un fanático. No era ni una cosa ni otra. Días antes intentó hacerse pasar por loco, pero los médicos le dijeron que no volviera más a la consulta porque estaba mentalmente sano.

Imagino que haya tenido buenos abogados como consejeros para preparar estas coartadas y hacer que si era condenado, pudiese apañarse solo con una condena de algunos años.

Tiene un tono exigente, pero me sigue sin convencer. ¿No demuestra todo esto precisamente que no se puede uno fiar de los turcos, aun moderados y «con cultura cristiana»? ¿Y qué hacen tantos obispos en un país con tan poco cristianos siendo así que se ha renunciado a la evangelización de los mahometanos?

Más, Fajardo hace este oportuno comentario:

[COMIENZO DE SU COMENTARIO]

Luego, en la entrevista:

Alguno piensa que con estos actos de violencia, Turquía no debería entrar en Europa…

Monseñor Franceschini: Ciertamente en el móvil de este asesinato, tan bien estudiado, está el deseo de cierto sector de la sociedad turca que no quiere entrar a formar parte de Europa, y no quiere ninguna novedad.

Esperemos que esta muerte, en lugar de alejarnos, nos acerque más a Europa. Al contrario, esperamos que nuestra amistad se extienda a otros países europeos, para colaborar en nuestro bienestar y en el vuestro, dado que actualmente Turquía se ha convertido en un gran país.

Y mas adelante Monseñor Franceschini reconoce la condición de dimmhis en la práctica en la que viven los cristianos en Turquía:

… Por desgracia, sobre todo los institutos femeninos, cuando ven que viniendo a Turquía no pueden abrir una casa para acoger vocaciones, deciden dejar de venir. Pero aunque haya dificultades para la libertad religiosa, el trabajo es mucho. En Turquía no hay libertad para proclamar el Evangelio en las plazas, no hay libertad para abrir seminarios, o para construir nuevas iglesias, pero podemos trabajar en nuestras parroquias ya fundadas, encontrar a las personas, transformar nuestros salones en iglesias…

En el pasado estas escuelas eran las mejores de Turquía, ahora sobreviven a duras penas. Pero intentamos valorarlas para salvar a nuestros jóvenes, que en las escuelas estatales son muy maltratados.

Por desgracia, los Hermanos de las Escuelas Cristianas se han retirado. En el campo educativo han quedado sólo las Hermanas de Ivrea, pero son muy ancianas.

Y muchos mas detalles.

[FINAL DE SU COMENTARIO]

En efecto, habla como un dhimi, pensando a veces desde el punto de vista de sus amos turcos.

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