Exámenes de conciencia (1) [REPOSICIÓN]

confesion3 Queda muy poco para la Pascua, cuando los católicos tienen la obligación de hacer confesión general y pasar por caja. Los desgraciados -personas sin Gracia- pueden hacer de todos modos el examen de conciencia y el propósito de mejora.

* * * * *

Me imprimí y repasé cuatro que encontré en Internet hace un mes. Os los recomiendo, aunque no seáis católicos ni os apetezca pasaros por el confesionario, ahora que viene la cuaresma. Allá vosotros, que ya sois mayores.

Empiezo con una introducción (Para que el examen de conciencia sea profundo y completo, te recomendamos seguir los siguientes pasos…). Esta es la clave:

Análisis del cumplimiento de la voluntad de Dios en tu vida: Lleva a cabo un examen de cómo has vivido desde la última confesión la voluntad de Dios. Debes ver los aspectos positivos y negativos, examinar actitudes internas y poner mucha atención a tus relaciones con Dios y con los demás. Para esto, puede resultar útil tener un cuestionario.

¿Está tu vida en manos de Dios o no? El resto es en realidad solo un detalle. Pero como quien de lo pequeño no hace mención, de lo grande no hace montón, aquí están estos cuestionarios.

Primero. Una lista relativamente “corta”, con 37 asuntos que van a ser suficientes para ver dónde te aprieta el zapato. No destaco nada, pues todas ellas son esenciales. Segundo una algo más extensa, ordenada según los mandamientos. Os dejo las preguntas relativas a dos de ellos, el quinto, porque es mucho más que el mandato ético básico (“no matarás”)

Quinto mandamiento: No matarás.

¿Hemos dañado a otra persona por descuido o peleas?

¿Nos hemos puesto, a nosotros mismos o a otros, en peligro por uso imprudente del alcohol u otras drogas? ¿Hemos causado dificultades, a nosotros o a los demás por este uso?

¿Hemos arriesgado nuestras vidas conduciendo o yendo con alguien bajo la influencia del alcohol u otras drogas?

¿Nos esforzamos por perdonar a quienes nos han herido, o nos asimos al resentimiento y al deseo de venganza?

¿Usamos bien nuestra influencia, especialmente nuestro derecho al voto, con el fin de luchar contra la guerra, la opresión, el aborto y la injusticia, o permitimos que continúen esos males por nuestra apatía y silencio?

¿Hemos sido violentos o abusivos en acciones o palabras? ¿Hemos abusado verbalmente de nuestros hijos u otros familiares?

¿Compartimos los que tenemos con los que están en apuros? ¿Apoyamos la vida y misión de la Iglesia con nuestra colaboración responsable, compartiendo nuestro tiempo, talento y tesoros?

¿Llevamos nuestro cristianismo a las situaciones cotidianas, o nos mantenemos al margen y nos quejamos de todas las faltas que detectamos en los demás?

Y el sexto, porque… bueno, porque os conozco, ¡pecadores!,  y sé que lo estabais esperando:

Sexto mandamiento: No cometerás adulterio.

¿Respetamos la dignidad del cuerpo humano y la santidad del matrimonio cristiano? ¿Mostramos ese respeto en nuestro hablar, o son las bromas y lenguaje soez parte frecuente de nuestras conversaciones?

¿Entendemos y apreciamos el regalo de nuestra sexualidad como un medio para expresar nuestro amor (y el amor de Dios) en el Sacramento del Matrimonio?

¿Hemos sido fieles a nuestro matrimonio, o a nuestros votos sacerdotales o religiosos? ¿Guardamos nuestros compromisos solamente porque dijimos que lo haríamos, o buscamos nutrirnos a nosotros y a los demás a través de nuestros compromisos de por vida?

¿Hemos deshonrado nuestros cuerpos por la fornicación, impureza o conversaciones y pensamientos indignos que conducen a acciones impuras?

¿Hemos inducido a otros a pecar por nuestra incapacidad de mantener buenos criterios morales?

Y el décimo, porque no lo esperabais y es también una recapitulación que tiene mucho más contenido del que dice su enunciado:

Décimo mandamiento: No codiciarás lo bienes ajenos.

¿Estamos satisfechos con lo que Dios nos da, o estamos celosos de los que parecen tener más?

¿Tratamos de demostrar que somos mejores que los demás fanfarroneando o comprando cosas?

¿Apreciamos nuestras buenas cualidades, o constantemente nos comparamos con otros y nos resentimos y amargamos?

¿Nos enfrentamos bien a los problemas que nos encontramos, y mantenemos nuestra esperanza cristiana a pesar de los malos ratos y dificultades?

¿Verdaderamente «buscamos primero el Reino de Dios» en nuestras vidas y ponemos en él nuestra confianza?

¿Reflejamos la paz, esperanza y alegría de un pueblo redimido y santificado por la Sangre de Cristo?

Por último, aquí tenéis una guía exhaustiva para el examen de conciencia, de una finura moral que no encontraréis en ningún otro sitio (y si lo encontráis mandadme copia): Guía para el examen de conciencia.

Esta es la introducción:

Faltas en relación con:

A.- Los Diez Mandamientos.

B.- Los Siete Pecados Capitales.

C.- Los defectos de carácter.

D.- Las virtudes, actitudes y responsabilidades.

1.- Consideración honrada y cabal de los cuatro puntos arriba mencionados, relacionándolos a nuestro pasado y a nuestro presente.

2.- No omitir nada por el hecho de que nos cause vergüenza o miedo. La manera más fácil de empezar es preguntándonos: ¿Qué es lo más grave que he hecho?

3.- Determinar en particular las actitudes, los deseos y los móviles que nos causan malestar.

4.- El inventario ha de hacerse por escrito. Queremos enfrentarnos a él. Puede ser destruido después si nos parece.

5.- Hacer una relación de lo que corresponde al Debe, así como al Haber. Reedificaremos basándonos en nuestro Haber.

Por ejemplo:

a) Saber distinguir entre el bien y el mal.

b) Tener buen corazón y amar a nuestro prójimo.

c) Tener deseos de obrar bien.

d) Ver con claridad nuestros deseos y nuestros fracasos.

El análisis del contenido lo dejo para otro día, pero os animo a empezarlo.

3 comentarios

  1. Gracias por este tipo de entradas, creo que son muy necesarias y beneficiosa porque benefician al católico, porque espero que ayude a los que no lo son a acercarse a la verdadera doctrina y porque a fin de cuentas no se logra nada si limpiamos la taza por fuera pero dejamos el veneno dentro. Además para poder combatir a los enemigos de Cristo, los demonios de toda índole, primero debemos purificarnos y ser verdaderos, honestos y sinceros cristianos, hijos de Dios y en paz con Dios.

    Amdg, tu no lo sabes, pero es la segunda vez que Dios responde a mis súplicas e inquietudes a través de una de tus entrada, en esta ocasión Dios me ha dado respuestas de una noche a la mañana siguiente, es decir hoy. No digo esto en esta forma como una fórmula común de expresarse, digo que verdaderamente Dios está con nosotros, Dios me está escuchando y Dios me está hablando. La primera vez fue hace unos días pero fue algo bastante serio que no mencionaré.

    Yo doy un consejo a todos los que estén leyendo esto: orad, rezad, pedid humildemente a Dios con fe y os será dado, no solo las oraciones y rezos católicos, que también, sino hablad con Dios con la misma inocencia de un niño. En otro momento os diré como son mis oraciones y si queréis podemos compartir experiencias. Creo que Dios quiere que oremos mas, no lo hacemos no solo suficientemente sino a menudo en absoluto, y creo que eso entristece al Señor.

    Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanar mi alma. Bendito seas por siempre Señor.

  2. Gracias, AMDG. Yo realmente encuentro muy buena esta entrada, nos sirve para reflexionar a fondo. Aunque en lo que a mí respecta, no soy más que una sierva indigna de su Señor. Hago las cosas lo mejor que puedo, y pido perdón por mis pecados todos los días. Pero eso no es suficiente, no cambia la realidad, que es que soy indigna del amor y la misericordia de Jesucristo.

1 Trackback / Pingback

  1. Exámenes de conciencia (2). La finura de la moral católica | La Yijad en Eurabia

Responder a Joana Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*