Continúo el repaso al libro Isabel la Católica de Manuel Fernández Álvarez (aquí está la parte anterior: Isabel la Católica, de Manuel Fernández Álvarez (3)
p. 402: «Un salto al norte de África venía a redondear el goticismo de nuevo Estado, con el recuerdo de un Mauritania dominada por la España visigoda»
Se refiere a la conquista de Melilla. Ceuta lo había sido ya por los portugueses.
p. 414: Una carta de la reina a Colón se refiere a los motivos por los que esta financia la expedición:
«Insiste en su desinterés:
… y que los tenía todo por muy bien gastado, lo del pasado y lo que se gastase en adelante…
¿Y ellos por qué? Es cuando la reina señala la esperanza que le movía, el verdadero motivo de su patrocinio indiano: la evangelización de nuevos pueblos. Y en ese momento engloba a su marido el Rey:
… porque creían que nuestra secta fe sería acrecentada y su real señorío ensanchado…»
Esos eran sus propósitos con la conquista.
p. 431: «Pero una reina que ha llegado al trono por la mano divina:
Por ende, sepan quantos esta carta de testamento vieren, como yo, doña Isabel, por la gracia de Dios, reyna de Castilla, de León, de Aragón…
… Era Dios y solo Dios, quien la había puesto en lo más alto.
Sí y no. Sí, en el sentido de que todo depende de Dios. No en el sentido en que los dice Fernández de que la reina lo considerara una excepción. Se trata de una formula ritual, de uso muy común. A veces me sorprenden estas meteduras de pata en un historiador asendereado.
p. 433: «¡Espantosa batalla la que se presenta ante la imaginación de la Reina! De ahí que llame en su socorro al arcángel san Miguel:
… el qual quiera mi anima recibir e amparar e defender de aquella bestia cruel e antigua que entonces me querrá tragar
Pero ¿cómo explicar esa angustiosa visión de la cruel serpiente abriendo ya sus fauces para devorar su ánima? …»
Fernández cita a continuación la falsificación de la dispensa papal para casarse. Su implacable justicia. La expulsión de los judíos y «las hogueras inquisitoriales»
Es aquí donde he llegado a pensar que o no ha escrito él este libro de divulgación (y ni siquiera lo ha leído o no ha tenido el valor de introducir los retoques correspondientes) o es un fraude como historiador por faltarle el mínimo conocimiento de la religión católica exigible.
Eso no es una visión, Isabel utiliza el futuro «me querrá tragar», y lo que narra se tema general de la iconografía católica: ángeles y demonios luchando por las almas que van a ser juzgadas tras la muerte. ¿Ignora esto un miembro de la Academia de la Historia, profesor emérito de la Universidad de Salamanca, Premio Nacional de Historia, Premio Don Juan de Borbón, etc. etc. etc.?
Más aún, no hay ninguna referencia en el testamento de Isabel la Católica ni en otra documentación que considerar un error la expulsión del judaísmo y el establecimiento de la Inquisición.
Se aplica aquí, plenamente, lo que leí en este comentario de Montcalm:
Es como ese momento en el que, inadvertidamente para el que no esté atento, pasa de la Historia a la Divagación según el famoso método científico de Américo Castro. De lo documentado y por tanto interpretable a la pura conjetura.
Fernández sigue aquí el método de Castro.
El mapa de arriba es el del cuarto viaje de Colón.
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