30 aniversario de la llegada de Jomeini a Teherán. ¿Quién era realmente Jomeini? (El hijo de un marinero de Bristol)

Sí, se cumplen treinta años de la islamización de la revolución iraní:

El 16 de enero de 1979 el sah se exilia a Egipto, y el 1 de febrero regresa Jomeini. Bajo su dirección, los islamistas consiguen enseguida hacerse con las riendas de la revolución y reprimir a los demás grupos. El 31 de marzo se hace un referéndum sobre la proclamación de la república islámica, la opción del clero es respaldada, según los datos oficiales, por el 99,9% de la población.

Resulta curioso saber que era el hijo de un marinero renegado de Bristol: ¿Quién era realmente Jomeini?. Aquí lo tenéis, con y sin barba:

Más sobre la vida y milagros de este individuo:

* * * * *

Y más sobre la efemérides:

4 comentarios

  1. Alain de Benoist: «Comunismo y Nazismo»

    http://www.laeditorialvirtual.com.ar/Pages/Benoist_AlainDe/Comunismo_y_Nazismo.htm

    Si no lo habéis leído tenéis que hacerlo. Es buenísimo. Bufff… Imprescindible. Un fragmento, ni mucho menos de los mejores:

    «En su acepción más restringida, y por tanto la menos discutible, el término [fascismo], en cambio, se utiliza legítimamente para calificar el Ventennio mussoliniano. Ahora bien, el fascismo italiano es el gran ausente del Libro Negro [del Comunismo]. Ocurre, en efecto, que en materia de violencia social y represión política, no es comparable con los regímenes totalitarios. Se dispone actualmente de cifras muy precisas sobre el balance del régimen fascista italiano al respecto. Este balance consiste en nueve ejecuciones entre 1922 y 1940 (en su mayoría, terroristas eslovenos), seguidas de otras diecisiete durante los años de guerra, de 1940 a 1943, mientras que el número total de prisioneros políticos, por su parte, nunca fue más allá de algunos millares. {[87]}El fascismo italiano, que Pietro Barcellona no ha dudado en describir como «una especie de socialdemocracia autoritaria» impuso, es cierto, indudables restricciones a las libertades. Pero las mismas no tienen punto de comparación con el terror totalitario. Raymond Aron ya lo había señalado con toda claridad: «El régimen de Mussolini nunca fue totalitario: las universidades, los intelectuales nunca se vieron sometidos, incluso si se restringió su libertad de expresión». {[88]} «Entre Mussolini y Hitler — observa Jacques Willequet — siempre existirá el abismo que separa a la cárcel política del campo de concentración». {[89]}Colocar la resistencia al totalitarismo nazi bajo el signo del «antifascismo» constituye, en tales condiciones, una impostura. «Esta amalgama — declara Pierre Chaunu — forma parte de la mentira comunista consistente en oponer la democracia al fascismo, con lo cual el comunismo aparece como el sistema más democrático, ya que es el más opuesto al fascismo. Es la forma más perfecta de la mentira.» {[90]}Tomado como común denominador de todos los totalitarismos, reales o supuestos, el término «fascismo», sin embargo, sigue sirviendo todavía hoy de «espantajo universal» (De Felice). Jean Lacouture habla de «fascismo tropical» para calificar al régimen de Pol Pot; otros, de «fascismo verde» para designar el islamismo, mientras que el propio Jean- François Revel no duda en calificar al estalinismo de «fascismo rojo». Este uso retórico es un resto de la concepción estaliniana del antifascismo. Mantiene un efecto de óptica que no corresponde a los hechos. Como lo ha destacado Hanna Arendt, los regímenes políticos no se dividen en regímenes fascistas y antifascistas, sino por el contrario en regímenes liberales, democráticos, autoritarios y totalitarios. Aunque el propio Mussolini usó el término «totalitario», {[91]}el régimen fascista italiano no puede ser colocado entre los sistemas totalitarios, como tampoco entre los regímenes pertenecientes a las categorías clásicas del despotismo o de la tiranía. Como la mayoría de los politólogos lo reconocen actualmente, las diferencias entre los regímenes fascista y nazi superan con mucho a sus similitudes. {[92]}En cuanto régimen, el nazismo es totalmente distinto del fascismo, al igual que el comunismo es totalmente distinto del socialismo. Englobarlos en un mismo término equivale a poner en un mismo cesto a Léon Blum y Stalin, a Lionel Jospin y Pol Pot. Presentar el nazismo como una variante nacional de un vasto y nebuloso movimiento titulado «fascismo» es una concesión tardía al sovietismo. Quien emplee el sintagma «fascismo alemán» para designar el nazismo habla la lengua de Stalin.»

    Eso era lo que intentaba decir cuando criticaba el uso del termino «fascistas» en «¿Quiénes soís los fascistas?». Los fascistas de verdad, los históricos, son responsables de 20 veces menos asesinatos políticos y diez veces menos represión que la II República Española…

  2. Otro:

    «Desde 1935, el sociólogo alemán emigrado Hans Kohn, escribiendo en una revista norteamericana, vincula las «dictaduras modernas» [los totalitarismos] con fenómenos tales como una nueva concepción mesiánica del mundo, la irrupción de las masas en la vida política, una conciencia política moldeada por la Revolución Francesa, y el papel de las técnicas modernas.»

    Es la leche.

  3. «El totalitarismo no se reduce, en efecto, a similitudes en las estructuras y modos de funcionamiento. Por encima de sus formas comunes, que son por lo demás susceptibles de un cierto número de variaciones, {[107]} el parentesco entre los regímenes totalitarios estriba en primer lugar en su inspiración y en su aliento, cuyas formas nunca constituyen otra cosa que medios. Esta inspiración y este aliento no se deben tanto a una idea común, en el sentido doctrinal del término (pueden, por el contrario, ser expresadas por ideas totalmente distintas), sino que significan más bien una actitud mental que sólo ha podido surgir y desarrollarse en una época bien determinada. Esta actitud mental se basa en la fusión de dos elementos distintos: por un lado, una visión maniquea y mesiánica, de naturaleza «religiosa», y por otro en un voluntarismo extremo, vinculado a una adhesión sin reservas a los valores de la modernidad»

    Razón por la cual el nazismo está a años luz del tradicionalismo pero bien cerca del comunismo… (en el fondo)

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