En un país Balcanes desgarrado por la agresión de los musulmanes albaneses, España se pone de lado de los musulmanes (La herencia islámica española invita a comparar los estilos en Skopje):
Una muestra sobre la cultura islámica en España presentada en el casco viejo de Skopje, en un ambiente dominado por la arquitectura otomana, ha atraído la atención de los ciudadanos de la capital macedonia y ha despertado la curiosidad de descubrir las similitudes y las diferencias de estilos.
El embajador español en Macedonia, José Manuel Paz Agüeras (d), en el momento de su discurso delante de la Orquesta Islámica durante la inauguración de la exposición en Skopje (Macedonia) sobre la herencia islámica en España. EFE
La exposición ha sido instalada en una amplia galería en el antiguo «Amam», baño público de la época otomana, en la calle central del casco viejo y cerca de las mezquitas más antiguas de Macedonia.
Medio centenar de fotografías de palacios, torres y otros edificios del legado islámico en España, que destacan por su belleza e importancia, revelan a los visitantes interesantes aspectos de ciudades como Alcalá de Guadaira, Granada, Antequera, Zuheros, Carmona, Cabra, Montefrío, Ronda, Castellar de la Frontera, Alcázar o Archidona.
En este país balcánico, de dos millones de habitantes, los cristianos ortodoxos son un 65 por ciento de la población, los musulmanes un 30 por ciento, y el resto católicos, protestantes, evangelistas, judíos y ateos.
El Islám llegó a Macedonia a finales del siglo XIV, con la conquista otomana de esta zona del sureste europeo, que permaneció bajo la dominación de los sultanes turcos hasta 1912.
La cultura islámica tuvo su culminación en los siglos XV y XVI, a diferencia de España, donde floreció antes, en el IX y el X, explica a Efe Behixhudin Shehapi, director del Centro nacional macedonio para la conservación del patrimonio cultural.
«Lo que es común de la arquitectura islámica en Macedonia y en España es su función, claro, pero las diferencias son evidentes. Ante todo, son el resultado de las civilizaciones presentes en sus respectivos territorios antes de la llegada del Islám», dice este experto en cultura y arquitectura islámica.
Antes de la llegada de los otomanos, en los Balcanes florecía la cultura del Bizancio, imperio romano oriental, cristiano ortodoxo, que tenía su centro en Constantinopla, hoy Estambul.
«En Macedonia, en la arquitectura islámica domina el aspecto característico para el período anterior a la conquista de Constantinopla, en 1453, por parte de los sultanes otomanos», indica.
Los monumentos representativos más frecuentes de la arquitectura islámica en Macedonia son mezquitas, baños turcos, casas de los gobernadores locales y edificios de los derviches.
Las mezquitas son sencillas, con un alminar y una cúpula de estilo bizantino, construidas con piedra y ladrillo.
En España, hubo contacto de la cultura de los visigodos con los beréberes africanos y con elementos de Roma y de Damasco.
«España es una síntesis de todos esos estilos y, por eso, la arquitectura de allí y la decoración es suntuosa. Es muy desarrollada la decoración de la piedra, de columnas y pilares», mientras que en Macedonia la decoración se encuentra sobre todo en los elementos de madera, señala Shehapi.
Otra diferencia es, añade, que en los edificios islámicos en España la vida espiritual y secular están en simbiosis en un mismo lugar, mientras que en los Balcanes ese no suele ser el caso.
En la inauguración de la exposición, que estará abierta hasta mediados de la semana entrante, el embajador español, José Manuel Paz Agüeras, dijo el viernes que «la cultura islámica en España ha sido preservada como resultado de la tolerancia entre dos civilizaciones».
«La cultura islámica no es una exclusividad del este de Europa, sino también de Europa occidental», indicó.
El jerarca religioso de los musulmanes de Macedonia, Sulejman Rexhepi, recalcó que «el ejemplo de cómo España cuida su herencia islámica debe ser un ejemplo para toda Europa».
La Alianza de Civilizaciones tiene estas cosas.
Esta es la típica basura repulsiva que exige un bombardeo de cartas al saquito de mierda con patas de nuestro embajador allí. El muy miserable.
Es un bastardo. Son todos unos cerdos y unos bastardos babosos y repugnantes. Cuanto más leo esas frases más me indigno. Pero como se puede uno defecar con tanta parsimonia sobre la sangre de sus propios antepasados. Hay que ser muy sinvergüenza. Qué hijos de puta. Los unos los barraganes de los turcos y el otro el inciensador de los moros. Dios los cría y ellos se juntan. Gentuza.
El embajador mierdoso ese, se merece que se levanten sus tatarabuelos y lo escupan en la cara. Miserable.