Os presenté aquí el blog en cuestión, del que em enteré por Crispal. Acabo de leer algunos de los artículos.
Este trata de cómo la economía de mercado ha colado las decoraciones e iluminaciones navideñas en la tierra del Islam: Ya es Navidad en Arabia
Este (Qué comer por aquí) sobre la forma de comer “a la española”:
Nada más llegar, empiezas a probar la comida que hay por aquí y todo adquiere un regustillo concreto. Es el sabor moruno. Y resulta complicado encontrar algo que no lo tenga. Es ese sabor que permanece durante más tiempo del deseado y que le da un toque a la comida tal que llegarías a matar por un buen plato mediterráneo.
Compras comida por ahí y te las puedes ver y desear hasta que encuentras algo que te sepa rico. Y si lo encuentras, llévate todo el que puedas porque es tremendamente probable que te cueste volver a encontrarlo la próxima vez que vuelvas a por eso en concreto o que desaparezca para siempre.
El más interesante, aunque no entiendo algunas cosas (Ir de compras por Riyadh):
Uno de los deportes nacionales femeninos de este país es ir de compras. Básicamente porque es de lo poco que puede hacer una mujer sola en cuanto a ocio se refiere.
Aquí los centros comerciales crecen como champiñones. Los hay por todas partes. Los hay que son única y exclusivamente para familias (no pueden entrar hombres solos), hay en alguno de ellos una planta única y exclusivamente para mujeres (que aún no conozco y parece ser que son mujeres las que trabajan en las tiendas) y la inmensa mayoría, si no son todos, los fines de semana sólo permiten la entrada de familias. Durante el resto de la semana pueden entrar también los hombres aunque no vayan con mujeres.
…
Te compras todo aquello que creas que te puede quedar bien (con lo que hay que llevar un pastón encima para que la tarde de compras sea más efectiva) apurando hasta que queden unos 10 o 15 minutos para el rezo.
En ese momento, si vamos varias, nos vamos pitando a por un café para pasar los 20 o 30 minutos de rezo y buscamos la sección de familias para poder tomárnoslo. Pasamos un rato con el café y, una vez pasada la hora del rezo nos vamos a los probadores porque durante el rezo las cucas autóctonas llenan los probadores para echarse un siestorro, rezar o cualquier otra cosa que podrían estar haciendo en la mezquita femenina en vez de ocupar los probadores. Y a ver quién se atreve a meterse con una cuca ninja o una cuca nazgul, que las carga el diablo…
…
A todo esto, cuando te acercas a los mostradores hay que tener cuidado con las llaves que te pueden hacer las cucas ninja que no saben lo que es esperar su turno o cualquier otro. Da igual que te estén atendiendo a ti. Llega la educada señora, se hace su hueco y planta las cosas encima del mostrador porque ella lo vale.
Lo dicho, no os lo perdáis: Cucas en el Desierto
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