Lo leo en este artículo de Gustavo Bueno (Educación para la Ciudadanía, una crítica desde la izquierda):
La mejor prueba de que esto es así es que muchas órdenes religiosas, practicando el posibilismo, han editado manuales de Educación para la ciudadanía que en modo alguno parecen dispuestos a dejar de lado sus propios principios doctrinales. Tal es el caso de Ediciones Don Bosco y de la Sociedad Marianista (que encargó su manual a José Antonio Marina). Pero tampoco creo que se pueda decir que estos libros de texto expongan una doctrina cristiana militante explícitamente; su posibilismo les lleva, sin duda, a pasar de puntillas sobre los temas escabrosos, y, en general, a ofrecer una especie de papilla doctrinal de signo angelista-cristiano-humanista-democrático-liberal en la que quedan disueltos los «valores tradicionales», subordinados a una ideología armonista que subraya los valores de la convivencia, de la solidaridad, de la tolerancia, de la autoestima o del pacifismo, y que ofrece como iconos universales de estos valores no ya a Cristo o a San Pablo, sino a Gandhi o a Rigoberta Menchú; y como iconos de contravalores universales, no ya a la kale borroka o a ETA, sino a los nazis o al 11-S. Lo que consideramos más grave de esta papilla ideológica es precisamente el ocultamiento de la realidad en nombre de un armonismo pánfilo, que parece destinado a hacer creer a los futuros ciudadanos que todos los problemas de la humanidad tienen un origen psicológico y que por tanto se resolverán con la buena educación en la convivencia, suponiendo que la convivencia humana es por naturaleza armónica.
Pero entonces ¿de qué se quejan ahora los obispos?
joder y la iglesia siempre poniendo la otra megilla , y que nisiquiera defiendan sus valores … yo ya les doy por perdidos , cada vez veo con mejores ojos a los ortodoxos , pues viendo a los representantes de la iglesia cristiana defender con tanto «impetu» sus valores da un poco de lastima , los antiguos cristianos eran arrojados a los leones sin abandonar sus ideas y ahora el relativismo les inpregna
Qué quieres que te diga, Dacoga…