La tensión se dispara en Salt.

Las interferencias de un teléfono móvil fueron el detonante de un nuevo enfrentamiento entre vecinos de Salt a las puertas del Ayuntamiento, el día que se tenían que aprobar los presupuestos de la corporación. Como ya pasase el lunes pasado, un centenar de vecinos se personaron en la sala de plenos para reclamar más seguridad en el municipio.

Durante el acto plenario la alcaldesa de la localidad, Yolanda Pineda, ha reclamado a algunos de los asistentes que apagasen sus teléfonos móviles, ya que producían interferencias con megafonía. Ante la petición, uno de los asistentes ha gritado: «No tenemos móviles, nos los han robado«, lo que ha ocasionado una acalorada discusión entre los vecinos, algunos de ellos inmigrantes, que ha acabado cuando la alcaldesa ha ordenado a la Policía Local que desalojasen de la sala a las personas que no permitían seguir con la sesión.

Fuera del Ayuntamiento, mientras adentro seguía el pleno, han continuado las discusiones entre dos grupos de vecinos, los locales y los inmigrantes, por lo que la policía ha tenido que intervenir en un par de ocasiones para poner orden. Los locales acusan a los inmigrantes de ser culpables de la inseguridad en el municipio, como robos o agresiones, mientras que éstos defienden que han ido a Salt «para trabajar» y que tienen «los mismos derechos que la gente de aquí».

Incluso un portavoz de los inmigrantes marroquíes, Mourad Al-Hassani, ha acusado a CiU y PP de «utilizar a los inmigrantes» para poder ganar de nuevo las elecciones. «Quieren que todo el mundo esté en nuestra contra y lo hacen por política», aseguró. El colectivo de inmigrantes tiene previsto organizar una manifestación para denunciar la situación. A todos estos incidentes, Pineda ha respondido pidiendo «serenidad y tranquilidad».

Mientras fuera del Ayuntamiento la tensión continuaba, el pleno ha logrado aprobar los presupuestos del consistorio que destinan una partida para contratar a tres agentes más a la plantilla de la policía municipal, además de la instalación de cámaras de vídeo-vigilancia en tres sectores de la localidad: la zona centro, la plaza Catalunya y el sector de la Massana. Para esto último, el Ayuntamiento destinará 90.000 euros del presupuesto.

Fuente: El mundo.

8 comentarios

  1. Cuanto antes reviente mejor, encima aún serán unos fascistas estos vecinos que les roban, les quitan el trabajo y tienen que soportar las cámaras de vigilancia como si fueran ellos los responsables.

  2. Tarde o temprano la cosa reventará, por supuesto. Además es deseable que eso ocurra, pues lo peor es que esto siga así, pudriéndose la situación cada día un poco más.

    En Salt (y en otras localidades de toda España) el umbral de la»masa crítica» inmigrante ha sido ampliamente sobrepasada. Lo próximo que hay que esperar, además del agravamiento del problema, son los enfrentamientos, más o menos aislados o masivos entre las partes del conflito. Lo que veo como inevitable es que los partidos de izquierda y sus acólitos progres de todo pelaje utilizarán pronto a los inmigrantes (algunos colectivos más activos que otros) como fuerza de choque contra los ciudadanos descontentos, incluso para machacarlos físicamente (esperen unos telediarios más y verán). Estamos a las puertas de unas elecciones municipales que la izquierda no puede perder, y harán todo lo posible para no perderlas, incluso vender al pueblo español para gobernar con los votos de los inmigrantes. Esto será el detonante de una nueva etapa en la vida de los municipios. Entraremos en una espiral de conflictividad creciente y habrá enfrentamientos seguros cuando se empiece con la construcción por toda España de esas mezquitas cuyos planes esperan en algún cajón a que los partidos de izquierda vuelvan a ganar las alcaldías. Y lo de las mezquitas es sólo el principio.

    Esto se va a poner interesante. El país se está calentando y algún día el incendio llegará.

  3. Y he aqui el quid de la cuestio, y a que viene la implicacion del «morito bueno», en la algarada de hoy, segun se lee en LD:

    http://www.libertaddigital.com/sociedad/enfrentamiento-entre-vecinos-e-inmigrantes-en-el-ayuntamiento-de-salt-gerona-1276385721/

    «Uno de los puntos del pleno de hoy también contemplaba la aprobación de la modificación del Plan General de Ordenación Urbana para poder cambiar los usos del polígono industrial de Torremirona y así permitir la ubicación de centros de culto en alguna de las naves. Esta decisión tampoco fue bien vista por los vecinos asistentes al pleno.»

    En el fondo, como siempre, las mezquitas. Notese como lo dicen «en fino» en Europa Press para no alarmar: «centros de culto». ¿A que culto se refieren?; ¿al de las gambas con gabardina?, ¿sikhs?, ¿wiccanos?, no, ¿verdad? Pues que lo digan claramente.
    Es lo unico que les interesa a estos moros, implementar su plan de cada vez ir ganando mas territorialidad. O lo paramos ahora, o lo pagaremos mas tarde.

  4. Hay un límite para todo y quienes han fomentado la endofobia colaborando con el invasor tendrán que dar cuenta de unos actos que , teniendo en cuenta la ausencia de reciprocidad , pueden ser ya calificados de genocidas.

  5. Esta frase es, en mi opinión, la más importante de todo el artículo:

    » . . . mientras que éstos defienden que han ido a Salt ‘para trabajar’ y que tienen ‘los mismos derechos que la gente de aquí’.»

    Esta es una frase que los ocupantes utilizan a cada paso porque se les ha enseñado a hacerlo, de igual manera que aquella otra de ‘mis hijos han nacido aquí’. Se les ha enseñado por parte de los activistas de las ONG, los abogados de las gestorías, los periodistas inmigracionistas, los politicastros, etc. Y es muy reveladora.

    Es muy reveladora del cacao mental autodestructivo de los españoles, europeos y blancos del mundo en general. Que alguien vaya a otro país pretendidamente a trabajar no le da derecho nunca a:

    1.-Que le dejen entrar.
    2.-Que le permitan permanecer.
    3.-Que pueda votar o tener ninguna clase de derecho político.
    4.-Que se le regale la ciudadanía. Ni a él, ni a sus hijos, ni a sus nietos.
    5.-Que pueda optar a cualquier clase de cargo público.
    6.-Que reciba ninguna -ni la más mínima o subterránea- transferencia de recursos de la población autóctona, tome ésta la forma que tome, más allá de la protección social del trabajador. La cual, además, sólo la puede disfrutar él, no ningún otro miembro de la familia ni nada parecido.
    7.-Que pueda reagrupar absolutamente a nadie: ni hijos, ni conyuges, ni ascendientes, ni absolutamente a nadie.
    8.-Que adquiera ninguna clase de derecho para que se le renueve automáticamente el permiso para residir. Como si lleva cincuenta años residiendo legalmente.
    9.- Etc., etc.

    Todo esto son cuestiones completamente políticas y discrecionales. No se derivan de ningún «derecho natural», ni de ningún «axioma» evidente por sí mismo, sino todo lo contrario. Son ventajas y privilegios indebidos (y estafas a la población indígena) que les han sido otorgados graciosamente por los Amos del Poder: las élites que les han traído y que los utilizan contra su propio pueblo.

    La sola idea de que alguien «porque quiere trabajar allí» tenga «los mismos derechos» que la población nativa de un determinado territorio es una maldita locura. Es algo demencial, que desafía la más mínima lógica, ya sea abstracta o utilitarista. No digamos el sentido de lo que es justo y lo que no. Que alguien reclame para sí los mismos derechos que la población nativa de un lugar porque expresa de viva voz que «quiere trabajar» es propio de locos.

    Para ver el absurdo del asunto nada mejor que la reducción al ídem: que éstos intrusos se arroguen «los mismos derechos» porque «quieren trabajar» es equivalente a que alguien completamente desconocido, de otro continente para más inri, exigiese vivir en tu casa y ser considerado un miembro de tu familia en plena igualdad porque está dispuesto a fregar los platos y pagarte veinte euros al mes.

    (Y luego ni siquiera lo cumple).

    O si todavía no se capta el surrealismo de la afirmación, es equivalente a que yo me desplazase mañana a China «para trabajar» y una vez estuviese residiendo allí ilegalmente, me llevase al país a mi familia de cinco miembros más y exigiese al gobierno chino todos los beneficios que reciben los colonizadores en Europa, tanto económicos como políticos y sociales. Las risas se iban a oír en Rio de Janeiro.

    Entérate bien, colonizador: da igual que desees trabajar o no, que hayas parido o engendrado hijos en nuestro suelo o que los inmigracionistas te lo hayan vendido así: no, no tienes «los mismos derechos» que la población cuyo país ocupas. Ni los tendrás nunca; da igual las buenas intenciones que tengas. Que las burocracias del estado te los estén otorgando es sólo una aberración temporal que antes o después acabará, una vez que todo este sistema criminal, genocida y podrido que nos está exterminando haya saltado por los aires.

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