Esta es la segunda entrada “contra los progresistas”; habrá más .
Tuve que ojear recientemente de nuevo el clásico de Schumpeter Capitalismo, Socialismo y Democracia (resumen aquí), y me encontré con el capítulo “La hostilidad aumenta”. Se refiere, por descontado, a la hostilidad contra el capitalismo, ese nombre con que se suele llamar al liberalismo y que no me gusta “ni poco, ni mucho, ni nada”. La segunda parte de ese capítulo se dedica a “La sociología del intelectual”, así se llamaba entonces a los progres, de los que se dice que están: «… interesados en estimular y organizar el resentimiento, en alimentarlo, hacerse interpretes del mismo y conducirlo».
Los intelectuales (progres) quedan retratados ahí con dos simples trazos:
… ejercen el poder de la palabra hablada y escrita, y una de las peculiaridades que los distingue de los demás oradores y escritores es la ausencia de responsabilidad directa en lo relativo a los negocios prácticos.
En concreto menciona los periodistas.
… su principal oportunidad para afirmarse está en su capacidad efectiva o potencial para incomodar.
Entre los intelectuales de siempre (”históricos”, que dirían algunos), Schumpeter incluye a los sofistas griegos y a los humanistas del renacimiento.
Creo que es uno de los mejores retratos del progre que he leído; lo continuaremos en otro pasquín.
Por cierto; habida cuenta de que esto está escrito en los años 40, se puede calcular que los progres llevan ya mas de 60 años con la misma cantilena. ¡Y aun se atreven a acusar a otros de inmovilistas!
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