Historia de Bélgica. “A Throne in Brussels”, de Paul Belien. Alberto I y la Primera Guerra Mundial

A Throne in Brussels”, de Paul Belien

Tras esta introducción y repaso los dos primeros reinados, entro en la parte del libro que más me ha interesado, la correspondiente al siglo XX. Empiezo con el reinado Alberto I (1909-1934), correspondiente al capítulo 4 del libro, titulado “Aliado a su pesar”. Hace referencia a su postura en la Primera Guerra Mundial.

p.131 “Esto libros [de autores marxistas y librepensadores] impresionaron a Alberto, quien quedó convencido de que el ascenso político del socialismo era inevitable. Cuando los diputados socialistas hicieron discursos republicanos en el parlamento, Alberto quedó muy preocupado (…) En una carta a su hija Henrriette, la Condesa de Flandes lamentó que Alberto viera el mundo “a través de los turbios ojos de un socialista”.

p. 141: “A lo largo de toda la historia, de la Edad Media hasta la revolución Belga de 1830 (la que separó esta zona de Holanda)”, Flandes había sido una de las regiones más prósperas de Europa. La industrialización que el rey Guillermo de Holanda había iniciado en Gante, Amberes y otras ciudades flamencas fue parada en seco en septiembre de 1830. En el nuevo estado, el gobierno puso su atención casi exclusivamente Valonia, el sur francófono de Bélgica.

(…)

El resultado fue que de los 2.93 miles de millones de francos invertidos en ferrocarriles entre 1832 y 1912, el 68% fue a las cuatro provincias valonas, donde solo el 38% de la población vivía. (…) Flandes empezó a quedarse atrás en todos los aspectos.»

p. 142: “Aunque la mayor parte de los impuestos procedían de Flandes, se invirtieron en Valonia. (…) Un millón de emigrantes abandonaron Flandes a partir de 1850 (…) la población de las provincias flamencas cayó del 60% al 53% de Bélgica entre 1830 y 1880.

p. 143: “La purga [tras la Revolución de 1830] eliminó la élite administrativa completa de intelectuales flamencos nombrados por el rey Guillermo de Holanda”

p. 144: “… el número de francófonos de Bruselas era de 5% en 1815 [tras la anexión a Francia]. En 1990, tras setenta años de gobierno belga, alcanzó a la mitad de la población.»

p. 144: “[El Rey] quería que el movimiento socialista se convirtiera en el nuevo soporte del constructo belga”.

Antes los partidos mayoritarios eran los católicos y los liberales. Al tener tres partidos, es más difícil tener mayorías absolutas, por lo que las posibilidades de interferencia del rey eran mayores.

En la Primera Guerra Mundial, Bélgica, país de neutralidad obligatoria según las condiciones de su creación, fue invadido por Alemania, lo que obligó a Inglaterra a entrar en guerra para su protección.

Alberto I

p. 150: “Alberto publicó un llamamiento a sus ciudadanos llamándoles a tomar las armas. Se dirigió explícitamente a los “Flamencos” y “Valones”. Era la primera vez en la historia que el Rey se dirigía directamente al pueblo flamenco”.

El rendimiento del ejército no pudo ser mas pobre. Además hubo una altísima tasa de deserciones. El rey se refugió en el último pueblo de Bélgica, De Panne, en la costa lado de la frontera francesa. Abrieron compuertas para inundar la zona y protegerse del ejército alemán. El rey permanecería allí prácticamente hasta el final de la guerra. Intentó una paz por separado con Alemania, lo que hubiera sido un desplante a Inglaterra, que tenía la obligación de defender la neutralidad de Bélgica.

Para hacer presión sobre el rey, los alemanes prometieron concesiones políticas a los flamencos. Estos, que habían sido leales a Bélgica hasta entonces se dividieron en dos grupos, los pasivos y los activos, que pactaron con los alemanes y recibieron diversas concesiones: traducción de las leyes al holandés, gestión de sus propios municipios en holandés, parlamento regional. En 1917 declaración la independencia. Tras la entrada de EE. UU. en la guerra, todo cambia. Los alemanes se rinden, el rey –pasivo hasta entonces- entra triunfal en Bruselas y hace una purga de “activistas”.

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