La declaración del reciente «Foro Católico-Musulmán» es un revuelto indigesto de que no hay por donde coger, como advertimos aquí (Declaración Final del Foro Católico-Musulmán. Vergonzoso ejercicio de autoengaño mutuo.). Por su carácter contradictorio y de compromiso tendrá consecuencias imprevistas. Es un riesgo que mejor hubiera sido no correr, por ejemplo para evitar malentendidos como este artículo (El Vaticano se une al Islam en su apuesta por la banca ética) que parece dar por bueno que el Vaticano apoya la «banca islámica».
Estos son los peligros que tiene el diálogo con ciertas gentes. Vamos a darle un repaso:
la declaración final de quince puntos contenía un asunto de gran repercusión para la economía. Era la cláusula doce, que elevaba una petición a «los creyentes» para que desarrollen un «sistema financiero ético».
¿Debemos colaborar «los creyentes» en el fraude de la banca islámica?
Lamentablemente, la declaración del Foro no específica cómo se debe desarrollar dicho sistema, sólo apunta que se tendría que dotar de «mecanismos de regulación que consideren la situación de los pobres». Dado que, hasta ahora, los fondos vaticanos han utilizado los canales de la banca habitual, la petición para que se desarrolle un «sistema financiero ético» significa la adhesión de la Santa Sede a algunos de los principios que propugna la banca islámica.
Eso es lo que entiende este periodista.
Tanto a la hora de prestar dinero como de recogerlo, la banca «halal» (permitidas por el islam) ha ideado unos mecanismos que le permiten obtener beneficios y ofrecérselos a sus clientes. A la hora de dar una hipoteca, la institución financiera compra la casa a su nombre y se compromete luego a vendérsela al cliente a un precio más alto. Esta diferencia no se considera «riba» (interés), sino una compensación al banco por el riesgo de la operación. Para rembolsar el precio de la vivienda se establecer unos plazos mensuales, que algunas entidades llaman «alquiler», equiparables a los pagos del crédito hipotecario de la banca occidental.
Nótese que no hay ninguna crítica a la opacidad hipócrita de los enjuagues y triquiñuelas que ocultan el precio a pagar por la utilización temporal de un capital.
Éstas [las instituciones financieras islámicas] prohíben que sus activos entren en sectores «haram» (prohibidos), como son la industria armamentística, la pornografía o las bebidas alcohólicas, y proponen que la riqueza no sólo beneficie al cliente, sino que también se reparta entre el resto de la comunidad. Precisamente son estos condicionantes de la banca islámica los que más pueden interesar al Vaticano, ya que proponen ayudar a los más desfavorecidos y vetan las inversiones en sectores antagónicos al habitual mensaje de paz de la Iglesia católica.
Sí, le interesa muchísimo, poner sus inversiones bajo la supervisión de una comisión de expertos islámicos, y destinar un porcentaje de los beneficios al «resto de la comunidad», incluida la lucha contra el infiel.
La banca islámica está cada día más presente en Europa. Gran Bretaña es su principal mercado aunque también se puede encontrar en España por medio de Bancorreos, la entidad creada por Correos y Deutsche Bank, que ofrece productos financieros adaptados a los más de un millón de musulmanes que viven en nuestro país.
Ya los sabéis: Correos practica la banca islámica.
El éxito de la banca islámica se ha visto estos días en la gran exposición «halal» que se ha celebrado en Abu Dhabi. En el encuentro, algunos analistas han vaticinado que muchos inversores occidentales escaldados con la crisis encontrarán la seguridad que buscan en las instituciones bancarias de acuerdo a la «sharia».
Así acaban. Sirviéndonos un imposible convertido en lugar común sin el menor atisbo de crítica. Estos periodistas multicultis están yendo más allá que los propios musulmanes en las loas a la banca islámica (Sistema financiero islámico no es inmune a actual crisis financiera, indica IFSB):
El sistema financiero islámico no es inmune a los riesgos y puede ser susceptible de crisis financieras por múltiples razones, afirmó el día 20 aquí el secretario general del Comité de Servicios Financieros Islámicos (IFSB, siglas en inglés), Rifaat Ahmed Abdel Karim.
Solo hay que ver las economías de los países musulmanes en aquellos países en que no hay petróleo para convencerse de que lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible. Más sobre el tema: «Un obsceno intento de desplumar a la ya marginada comunidad musulmana»: Organizaciones islámicas progresistas se rebelan contra el «timo» de la ‘banca acorde con la sharia’
En fin, el Vaticano -y quiero distinguir el Vaticano de la Iglesia Católica, aunque a lo mejor sea improcedente- se está luciendo.
Es que esto es de traca, ¿eh?
«Esta diferencia no se considera “riba” (interés), sino una compensación al banco por el riesgo de la operación»
Ah, que no es interés sino «compensación al banco por el riesgo». Y si el banco me presta dinero para un negocio y me cobra un interés, es compensación por el riesgo entre otras cosas. La culturaza del periodistilla es tal que acaba de decir que «no es interés» usando una de las justificaciones más antiguas del interés. No se puede ser tan animal y escribir en un medio que llega a decenas de miles de personas cada día. De verdad que no. Es de admirar lo babosos que son en su alabanza de todo lo antioccidental y la ignorancia que se gastan. Catetos encantados de haberse conocido, eso es lo que son.
Pues es un plumilla de prensa económica 🙂
Pues desde luego que no es lo mismo «interés» que «compensación por el riesgo de la operación». Todo dependerá de cómo se calcule la «compensación». De hecho en la banca comercial española el «riesgo» de una operación hipotecaria se «compensa» con la propia vivienda hipotecada MÁS los avales MÁS todos los bienes presentes y futuros a mayores del hipotecado.
Y lógicamente además el interés que es el lucro que obtiene el capitalista bancario.
Así que como cristiano viejo tengo que decir que parece que «interés» no parece lo mismo que «compensación por el riesgo de la operación». Y básicamente porque la banca comercial desacopla los términos de lucro y riesgo.