Tres venganzas judías, la masacres de sus enemigos una vez derrotados:
Like every Jewish historic festival, Purim is a rather blood-thirsty celebration.
On Pesach, God made himself known to Israelites specifically by wholesale killing of the Egyptians (Exodus 7:5, 14:17). Jews also were less than politically correct then: the only time the Torah applies the word neighbor to our opponents is when we borrowed jewelry from the Egyptians without meaning to give it back.
On Hanukkah, we celebrate victory in a brutal civil war where Jewish ultra-Orthodox Maccabeans defeated the liberals who merely sought to introduce some elements of Hellenistic culture and tolerance to other religions. The Maccabean war was not one of independence: Judea merely turned from Syrian into Roman protectorate.
On Purim, we do not celebrate deliverance from evil Haman. He was hanged nine months before that (Esther 8:9) for two offenses: plotting against Esther’s people and apparently trying to rape her (7:8), and Mordechai was appointed in his stead. It is unthinkable, in that order of events, for the planned massacre against Jews to be carried out. In the Middle Eastern customs, an edict not actively lobbied for was doomed to oblivion, and with Haman’s demise Jews were safe despite the fact that the Artaxerxes’ murderous edict could not be formally rescinded.
No lo veo escandaloso. Me parece venganza legítima, aunque desmesurada. Y en la última creo que hay un punto de ese sadismo de campo de exterminio: Facts of Purim. Lo que sí veo escandaloso es que ahora quieran pretender que el holocausto es algo único, el mal absoluto.
Más, del mismo autor en el mismo tono: Down with everything.
«On Hanukkah, we celebrate victory in a brutal civil war where Jewish ultra-Orthodox Maccabeans defeated the liberals who merely sought to introduce some elements of Hellenistic culture and tolerance to other religions. The Maccabean war was not one of independence: Judea merely turned from Syrian into Roman protectorate.»
Y eso fue lo que permitió al judaísmo seguir existiendo como tal. Está muy bien eso de proyectar las propias estupideces progres sobre el pasado («the liberals who merely sought to introduce some elements of Hellenistic culture and tolerance to other religions»), pero no tengo ni el menor asomo de duda de que un proyecto de «tolerancia progresista» aplicado por aquel entonces hubiera conseguido que llevasemos un buen montón de siglos sin oír hablar de los judíos. Es decir, hubiera conseguido lo mismo que está conseguiendo hoy con todo el mundo europeo y occidental: extinguirlo biológicamente y, va de suyo, también culturalmente. Igual que los propios judíos, que gracias a la secularización y al abandono de su sentimiento de comunidad están autodestruyéndose mediante el matrimonio mixto a un ritmo que va a borrarlos del mapa, fuera de Israel, en unas décadas. «¿Judíos? Ah, sí, creo haber leído algo en un libro de Historia».
Esos párrafos con todo lo ciertos que puedan ser, no lo dudo, destilan un hedor a auto-odio verdaderamente judaico (u occidental en su defecto). Ese masoquismo ultraperfeccionista, que incluso lleva a muchos judíos a pensar que merecían el genocidio por haber abandonado las enseñanzas de Dios. Y que nos han inoculado a nosotros, dicho sea de paso.
Vaya careto que me ha puesto WordPress. Parezco un zombi… 🙂
«Lo que sí veo escandaloso es que ahora quieran pretender que el holocausto es algo único, el mal absoluto.»
Hay un libro que se llama «La industria del Holocausto». El autor es Norman G. Finkelstein. Es un judío estadounidense y sus padres estuvieron en el campo de concentración de Auschwitz. Relata muy bien el engaño de la industria del Holocausto, cómo lo tienen montado, como han extorsionado a Suiza y lo han intentado con Europa del Este (podrían haber hundido a Polonia en la mayor de las miserias si hubiera accedido a los deseos de la industria del Holocausto) y muchas cosas más. Si a alguien le gusta leer sobre estos temas, lo recomiendo.