Centenario de la expulsión de los moriscos (2): «La culminación de la Reconquista es uno de los grandes momentos de la historia universal»

Para quitarnos todo el mal sabor de boca que nos ha dejado la catarata de artículos lamentando la expulsión de los moriscos, os dejo este artículos de un hispanista francés: («La culminación de la Reconquista es uno de los grandes momentos de la historia universal»):

-La toma de Granada, la culminación de la Reconquista, se nos presentó siempre como uno de los grandes momentos de la historia de España. ¿Comparte usted esa idea?

-Es más que eso, es un gran momento de la historia universal. El año 1492 significa el fin de la existencia de un Estado musulmán en Europa occidental, lo que no es poca cosa. Eso, unido a los otros grandes acontecimientos de ese año, como el Descubrimiento de América, que tiene una conexión estrecha con la toma de Granada; porque no olvidemos que Colón estuvo allí para conseguir el apoyo de los reyes a su empresa. Y eso sin olvidar la expulsión de los judíos. Es una fecha en la que el protagonismo de España resulta importante en la historia del mundo.

-El proceso que sigue a esa culminación de la Reconquista, como la persecución y expulsión de los moriscos, ¿es el reverso de tanta grandeza universal?

-La expulsión de los moriscos es una tragedia, pero hay que entender lo que está pasando. Hay que enmarcar en un mismo proceso la expulsión de los judíos de 1492, la de los musulmanes de la corona de Castilla de 1502, la de los moriscos de la corona de Aragón de 1525 y, posteriormente, en 1609, la expulsión de los moriscos, los descendientes de los musulmanes conversos. Ese proceso es lo que los historiadores llamamos confesionalización, que no es un hecho peculiar de España sino de toda Europa. En aquellos tiempos resultaba impensable un territorio cuyos sujetos pudieran tener una fe distinta de la del príncipe. En España este proceso se lleva a cabo a lo largo del siglo XVI, con la peculiaridad de que afecta a muchas personas, dada la importancia de las comunidades judías y, sobre todo, de la musulmana y la morisca. Se expulsa a casi 300.000 personas en el período que va de 1609 y 1614, un hecho muy llamativo por su dimensión.

-Eso hoy sería visto casi como un limpieza étnica.

-No hay que caer en el anacronismo. No podemos juzgar los hechos del XV o del XVI con los ojos de ciudadanos del siglo XXI y tenemos que limitarnos a explicar lo que ocurre. Ese proceso es una tragedia para quienes lo sufrieron, pero buena parte de la sociedad de la época lo considera justo, como figura en numerosos documentos, y a nosotros nos toca desentrañar las razones de esa consideración. Y además, en aquel momento hay conciencia ya de las consecuencias negativas de este proceso para las economías de Aragón o de Valencia. La decisión drástica de Felipe III en 1609 de expulsar a los moriscos se puede comparar con otra posterior, pero de la misma índole, cuando el rey de Francia Luis XIV expulsa a los protestantes: son menos que los moriscos, pero se llega a los 100.000 expulsados en 1685.

-Un cierto revisionismo de la Historia percibiría en eso que cuenta otra leyenda negra e incluso el origen de algunos males actuales.

-No hay que comparar cosas distintas. No puede crearse ninguna leyenda negra al respecto porque todos lo estados de la época vivieron procesos similares y, de hecho, los moriscos que acaban en Francia lo pasan mal también. Los problemas de hoy tenemos que afrontarlos con serenidad y sin llegar a los extremos del pasado. Desde el siglo XVII hemos seguido un camino hacia la tolerancia que hay que reivindicar. La tolerancia, tal como la entendemos nosotros, es un concepto que se ha consolidado poco a poco en la Historia y que adquiere su mayor consistencia en el XVIII.

-¿La de los moriscos fue una persecución estrictamente religiosa o tenía otras connotaciones?

-El aspecto religioso es muy importante, pero existe otro aspecto político. Los judíos no están respaldados por ningún Estado, pero los musulmanes o los criptomusulmanes, sí. Se les atribuyen intenciones de conectar con los musulmanes, con el turco tan potente de la época o con los berberiscos del norte de África, que tienen una fuerza militar notable y organizan expediciones contra las costas españolas.

-¿La expulsión de los moriscos fue la liquidación definitiva de la presencia musulmana en España?

-No exactamente. Eso es interesante porque hay investigaciones recientes al respecto. Cuando se expulsa a los 3000.000 moriscos de los que hablábamos, quedan miles de musulmanes aceptados, que profesan su fe de forma abierta y están «tolerados». Existe testimonio de que en 1695, es decir, en fecha tardía, hay un incendio en una mezquita de Cartagena, lo que implica que existía un lugar de culto tolerado. Tenemos constancia de éstos a través de un carta del bey de Argel al rey de España, Carlos II, en la que se advierte de que si no se reconstruye la mezquita no puede responder de la situación de los cristianos cautivos. Ahí se advierte la vertiente política de este problema. El Islam es una gran fuerza en todo el Mediterráneo y ése es un factor que hace que se tolere a algunas de esas pequeñas comunidades musulmanas.

Siguen algunos párrafos sobre el aspecto religioso. A tener en cuenta: los moriscos estaban bautizados, por lo que eran nominalmente cristianos. Me pregunto si fue un error la expulsión. Desde luego el peligro del turco y el corso era evidente, pero una política de «tolerancia musulmana» (impuestos, prohibiciones, opresión y represalias frecuentes) hubiera dado sus efectos.

7 comentarios

  1. A mi no me resulta especialmente edificante ni me quita mal sabor de boca (más bien me lo pone) un artículo que:

    1) Trata de la expulsión de los moriscos sin mencionar ni una sola vez la guerra sangrienta mantenida con ellos y el resto de conatos de rebelión. Hace falta mucho arte para olvidar esos pequeños datos.

    2) Menciona por encima los ataques a las costas españolas cuando lo cierto es que cientos de kilómetros de costas españolas e italianas estaban abandonados y llenos de torres de vigía. Hubo pueblos enteros de cientos de personas que fueron secuestrados, por ejemplo en Mallorca, pero también en Inglaterra, las Canarias o incluso Finlandia. Un millón y cuarto de personas capturadas sólo en el Mediterráneo entre el siglo XVI y el XVIII.

    3) Habla en términos de «posibilidad» de las conexiones de los moriscos con berberiscos y turcos. Hablar en esos términos es indignante. La colaboración y los acuerdos, e incluso los intentos de tratados solemnes son historia bien conocida salvo para los hispanistas acongojados de que les puedan tildar de esto o lo otro. En la guerra, de hecho, los moriscos recibieron dinero y armas de los argelinos, algo perfectamente comprobado. Quizás el origen francés del tipo tenga algo que ver, ya que Francia estuvo haciendo de mediadora en alguna ocasión. Por eso no menciona por qué algunos moriscos fueron inicialmente aceptados en Francia. Es decir, menciona el hecho pero no el porqué (que no fue por filantropía).

    4) Ante las preguntas del entrevistador se concede implícitamente que la expulsión fue una «limpieza étnica» (sic). Y digo que se concede porque cuando el término sale a relucir lo que hace el historiador es el famoso enroque de «no podemos juzgar con nuestra mentalidad actual» (será la suya). Lo que significa que la persecución y exilio de los colaboraconistas de 1945 fue una limpieza étnica.

    Bien, étnicamente los moriscos eran abrumadoramente autóctonos, como muchos musulmanes eslavos. El problema era esencialmente religioso y político (de lealtad u odio a España). De hecho, cuando un barco pirata era capturado en el Mediterráneo los moriscos y los renegados de otras partes de Europa eran identificados ipso facto por su aspecto, lo que solía terminar con su ejecución. Era a los únicos que no se les capturaba para servir en galeras o por rescate (en el caso de los capitostes berberiscos). A lo largo de los siglos «medios» los «contra-conversos» que regresaron a la fe de sus antepasados (tipo Omar Ben Hafsun) y se españolizaron de nuevo no tuvieron demasiados problemas.

    El problema lo tuvieron los moriscos que eran un quiste social, una población radicalmente ajena, antiespañola, anticristiana, levantisca, traidora, sanguinaria en la rebelión, aliada de esclavistas, piratas y turcos. Pero eso sí: muy buenos pagadores de tributos de la alta nobleza, su protectora. La alta nobleza que se encargaba de que se publicaran los bienintencionados opúsculos que hablaban de su laboriosidad y de los impuestos que obtenía el rey con su presencia. Una curiosa repetición del esquema «élite adinerada vs. pueblo que paga las consecuencias». ¿De qué me suena?

    5) Y en todo caso encarecer el camino de «tolerancia» (léase auto-flagelación) empezado en la Ilustración (por mejor nombre, Iletración) siempre resulta patético. Pero más cuando se habla de invasores, ocupaciones, agresiones islámicas y de la «Europa» que nos ha legado semejante enfermedad mental. Sólo hay que salir a la calle y ver en lo que nos hemos convertido para querer estar muerto.

    6) Qué decir de los exageradísimos costes económicos de la expulsión. Que nunca son puestos en la balanza con los ahorros en seguridad, en estabilidad política (y por tanto económica), en gastos militares y con las más que probables guerras e incluso invasiones turcas de las que nos libramos.

    7) Para acabar, meter en el mismo saco a los moricos con las comunidades de comerciantes y diplomáticos musulmanes es la típica cortina de humo que no se sabe muy bien qué efecto busca. ¿Difundir una idea de «normalidad», o de «continuidad» ante los millones y millones de musulmanes que nos sustituyen? En el caso de España y por mucha mezquita que se quemara en tiempos de Carlos II, la verdad es que la Unidad Católica existió legal y demográficamente hasta 1868, cuando la revolución masónica de «La Gloriosa» terminó con ella. Lo demás es aprovechar la ignorancia del personal para confundir. Al igual que en el estado confesionalmente católico de Franco había musulmanes, protestantes, judíos y logias masónicas yanquis.

    El último párrafo:

    «Me pregunto si fue un error la expulsión. Desde luego le peligro del turco y el corso era ecidente, pero una política de “tolerancia muslmana” (impuestos, prohibiciones, opresión y represalias frecuentes) hubiera dado sus efectos.»

    ..lo interpreto como una ironía. En lugar de expulsarlos, machacarlos como fueron machacados los mozárabes bajo el islam y como lo son hoy en día todos los cristianos. No: en tal caso seguiríamos siendo unos malvados discriminadores (nosotros, ellos nunca). Tenemos que entender que da igual lo que hagamos: blanco, hombre y occidental es siempre el retrato del malo de la película. Siempre. Haga lo que haga y sufra lo que sufra. Por tanto hay que pasar por encima y seguir adelante.

    «-¡Racista, machista, homófobo, fascista!
    -Todo lo que tú quieras, pequeño progre. ¿Qué vas a hacer al respecto, progresista tolerante, xenomaníaco, buena persona? ¿Eh? ¿Qué vas a hacer?»

    Reírte de ellos en su maldita cara. Y que muestren su verdadera faz.

  2. En todo este asunto es mejor ser claro e ir al auténtico meollo de la cuestión. ¿Cuál es la verdadera importancia metapolítica de este tema de los moriscos para nosotros que vivimos en el 2009 y para los que vivirán por aquí en el 2029 y el 2049? Decidir si existe el derecho a expulsar poblaciones o no. Si existe y en ocasiones es inevitable hacerlo o si sólo pensar en ello te convierte en la versión secular de Satanás, de nombre Adolf (nunca Josif).

    La respuesta progre a esa pregunta es un «!no, de ninguna manera!… si eres europeo. Si no eres de origen europeo entonces tú mismo serás expulsado con nuestro aplauso» (Sudáfrica, Bolivia, Vietnam, EE.UU…). La «guerra de liberación» es siempre únicamente contra el «imperialismo occidental».

    Lo que se pretende con toda la manipulación sobre este asunto y otros similares es blindar culturalmente el proyecto suicida del inmigracionismo multiculturalista y mestizo, a mayor gloria del gobierno mundial, el imperio eurócrata como uno de sus pasos, y los beneficios económicos del turbocapitalismo. Es un ejemplo concreto de campaña de ingeniería social para manipular psicológicamente a la población europea y a su «diáspora» por el mundo. Que se interiorice bien hondo que no se tiene derecho a expusar a nadie haga lo que haga o sea cual sea la situación, especialmente a los musulmanes. Lo cual tiene un curioso corolario: toda oposición a este proceso es inútil.

    Es eso lo que se dilucida. Lo que se pretende es adoctrinar a la población occidental de la irreversibilidad de su destrucción así como de la inmoralidad absoluta de pretender revertir el proceso. También a un nivel sanchopancista: por eso no falta nunca el adendo sobre los supuestos estragos económicos de las expulsiones. Y por eso también el repiqueteo constante con moriscos y esclavos africanos y el olvido más absoluto para los cristianos o para las decenas de millones de personas expulsadas y desplazadas de aquí para allá tras las dos guerras mundiales.

    Cuando todos éstos hablan de «moriscos» o de «esclavos en América» lo que tienen en mente no son estos grupos. Lo que tienen en mente en todo momento son los banlieus, El Ejido, los senegales enseñoreados de París, Londonistán o sus protegidos musulmanes de los Balcanes. Es un ejemplo magnífico de guerra (y manipulación) cultural.

  3. Montcalm, muy de acuerdo contigo.

    El caso morisco es pura propaganda de guerra, manipulación cultural e histórica a favor de un proyecto politico que se está llevando a cabo bajo nuestros ojos.

    Hemos asistido en directo a la limpieza étnica de los serbios en amplias zonas de los Balcanes, de tierras que eran serbias desde que el pueblo serbio existe. Kosovo ha sido casi vaciado de su población serbia, tambén extensas comarcas de Bosnia y hasta de Croacia. El crimen es actual, y nadie dice nada. Por el contrario, Occidente y la «Comunidad internacional» ha ayudado y avalado esas expulsiones.

    La zona bajo ocupación turca de Chipre ha sido limpiada de griegos; un millón de europeos tuvieron que salir de Argelia en el momento de su independencia; varios millones de alemanes fueron expulsados de Polonia y Checoeslovaquia al finalizar la Segunda Guerra Mundial; un millón y medio de griegos fueron expulsados de Turquía en los años 20 del siglo pasado. Quedémonos ahí. Nadie se ofende por esos episodios históricos, nadie se plantea la posible injusticia de esos éxodos, nadie reivindica la memoria de esos desplazados (como no sean ellos mismos o sus descendientes). Pero nos van a hartar con el «drama», la «tragedia», la «injusticia», el «crimen» de la expulsión de los moriscos hace 400 años.

    Cualquier cosa que le ocurra a un pueblo blanco, europeo y cristiano es justificable, cuando no merecido. Si la víctima, real o supuesta, es de «color» o mejor aun musulmana, y si por añadidura el victimario, real o supuesto, es blanco, europeo o cristiano, o las tres cosas a la vez, entonces estamos ante un crimen imprescriptible que exige venganza y reparación, así pasen siglos.

    Aciertas plenamente en calificar de operación de blindaje del proyecto inmigracionista el tratamiento de los medios y de los intelectuales colaboracionistas del tema de la expulsión de los moriscos. Si logran hacer pasar ante la opinión pública el destierro de los moriscos como un crimen de lesa humanidad (una limpieza étnica y un genocidio cultural), entonces la expulsión de los nuevos «moriscos» (la puta plaga de moros que pululan por nuestro país, para hablar en cristiano) aparecerá como una política absolutamente imposible de aplicar visto su carácter «criminal» y «genocida». La «recuperación de la memoria histórica morisca» (no me invento yo esta expresión, la he leido por ahí) no solo busca legitimar el regreso del islam a España y justificar su colonización por cuanto moro quiera venir a la «tierra de sus antepasados expoliada por los malvados cristianos», sino impedir, a través de la criminalización de un hecho lejano, que se puedan algún día aplicar medidas, primero restrictivas a la inmigración/invasión musulmana, y después adoptar cualquier desición de revertir esos flujos migratorios hacia sus países de origen. Toda medida que tienda a hacer volver a los musulmanes a sus puntos de origen se volverá un «crimen contra la humanidad».

    Si la versión de la culpabilidad española y su «maldad» en la expulsión de los moriscos queda establecida por el poder mediatico-político con las complicidades académicas y demás artistas y saltimbanquis de variado pelaje, entonces entraremos en una dinámica acelerada de destrucción masiva de la identidad y la cultura españolas. La colonización tomará un impulso vertiginoso que llenará en pocos años el país de millones de musulmanes venidos de los cuatro puntos cardinales del orbe mahometano y de otros países de Europa que llegarán a instalarse en el primer país de Europa Occidental convertido/sometido completamente al islam. He nombrado: Al-Ándalus

    Vamos a tener moriscos hasta en la sopa. Todavía no han empezado con el tema.

    • La mentiras dichas mil veces se convierten en «verdad» pero tambien es cierto lo contrario que si la verdad no se la repite mil veces se olvida o se convierte en «mentira» mas tambien es cierto que cuando la verdad se pone en la mesa de debate frente a la falacia esta ultima se derrumba porque no resiste la fuerza de la verdad, por eso hermanos blancos digamos nuestra verdad donde podamos, recordando siempre a los demas los hechos que los blancos hemos sufrido y lo que vivimos actualmente a manos de los demas razas y el poder mundial representado hoy en dia por los sabios de Sión que buscan la destruccíon de nuestra raza, no odiemos a los judios eso seria un error estos son solo victimas y titeres de su propia elite y casta maldita que son una secta que busca el poder mundial, tampoco actuemos con resentimiento eso seria rebajarnos a la alturas de nuestros enemigos pero si actuemos con conveccióm de raza, unamonos que unidos seremos mucho mas poderosos que los enemigos, empesemos por difundir este mensaje donde podamos.. Saludos

      • Toda medida que tienda a hacer volver a los musulmanes a sus puntos de origen se volverá un “crimen contra la humanidad”.
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        No logro entender como los occidentales pueden ser tan estúpidos , los musulmanes nunca han ocultado su odio a occidente , nos ponen bombas , el pasado de nuestra história con ellos no ha podido ser más oscuro , nos sacan de nuestros barrios y ciudades europeas para instalarse ellos sin integrarse jamás , organizan desafiantes algaradas , nos miran con odio y desprecio … sabemos que practican el engaño y el disimulo … ¿ se puede hacer más daño ? y sin embargo responder a esto es un «crimen contra la humanidad» , es obvio que occidente adolece de algo que le falta , aparte de la cobardía y la estupidez que le son característicos a ojos de los musulmanes , esa cobardía y esa estupidez supina son una consecuencia de algo que le falta y no la causa.

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