Las exageradas reverencias de Obama ante el Rey saudita, ante el emperador de Japón y ahora ante el presidente de China están siendo la comidilla y el hazmerreír del mundo mundial:
Los patriotas nortemericanos se están tirando de los pelos. Rebelarse contra un rey para que un mulato genuflexo se abaje en pleno s. XXI ante todos estos debe de ser un plato difícil de tomar.
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