Un tullido deforme, un viejo ridículo y un tonto de baba, y a veces dos.

Esos eran los personajes de la “atelana”, una representación teatral romana popular con un argumento sencillo y un dramatis personae que incluía:

Maccus, un tontorrón generalmente enamorado, Bucco, un bocazas, Pappus, un viejo inconsciente que se pone continuamente en situaciones inconvenientes, y, por último, Dossennus, un jorobado sagaz y astuto. Otros nombres se darán a personajes equivalentes a estos como el glotón Manducus o el estridente Cicirrus, que podrán substituir a Dosennus y Maccus respectivamente.

No, no eran todo tragedias griegas, completamente olvidadas en el Imperio tardío. Aquí podéis leer una pequeña historia del teatro romano.

Por descontado, se acusa a los cristianos haber acabado con el teatro:

La Iglesia cristiana emergente atacó el teatro romano, en parte porque los actores y actrices tenían fama de libertinos, y en parte porque los mimos satirizaban con frecuencia a los cristianos. Estos ataques contribuyeron al declive del teatro así como a considerar a las personas que participaban en él como inmorales.

Sin embargo, la actual corrección política haría imposible la vuelta de ese teatro. ¡Si hasta la propia palabra tullido, incluso viejo, se considera ofensiva!.

Este enlace en italiano Teatro romano tiene más información sobre el teatro romano.