Cuenta Nuevo Digital que los musulmanes han pedido permiso para instalar altavoces en el minarete de la mezquita. La secuencia es la previsible: primero se piden lugares de oración, después se planta un minarete, pasado el tiempo se ponen los altavoces:
“Cuando tocan las campanas de las iglesias, lo respetamos, pero es también una llamada a la oración. No queremos hacer nada que moleste o agravie a la gente”, decía esta semana un portavoz de la Mezquita Central de Oxford. Sardar Rana se refería a la enorme polémica levantada en la localidad tras la petición de permiso de esta comunidad islámica para situar potentes altavoces en el minarete de su centro religioso con el fin de retransmitir a todo volumen tres de las cinco llamadas diarias a la oración musulmana, al estilo de lo que se puede escuchar en Argel o en la propia Meca.
La disculpa es que también las iglesias tocan las campanas. Los curillas de Interfaith les apoyan, sin pedir reciprocidad, por supuesto.
“Perhaps, the interpretation of the Koran would now be taught in the schools of Oxford, and her pulpits might demonstrate to a circumcised people the sanctity and truth of the revelation of Mahomet.”
Está por ver quién tendrá la última palabra. La población ha reaccionado indignada ante semejante petición, y es que tener que oír tres veces al día la voz desabrida del almuédano insistiendo que no hay no hay mas Dios que Dios (una tautología) y que Mojamé es su profeta no es plato de gusto.
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