Qué sorpresa:
Por cierto que vivir en la Gran Vía es otra decisión determinante a la hora de plantearnos tener hijos. En el centro se puede vivir perfectamente sin niño, sin perro y sin coche. Ninguno de los dos conducimos, yo tengo una alergia atroz al pelo de los perros, y los niños parece que no entran en nuestros planes.
Esos deben de ser valores liberales, si es que existen.
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