24 comentarios

  1. «…….un joven de origen magrebí se acercó a la joven y le intentó tocar los pechos. Cuando ella se levantó para recriminarle, un segundo chico se acercó al grito de «esto se hace así», y le arrancó la cadena que llevaba al cuello……»

    Eso lo dice todo

  2. Lo que los redactores y algunos lectores de EL PAIS, así como
    todos los que opinan que «papeles para todos» y los que dicen que
    no «existen las razas» aunque seguidamente se manifiestan a favor de la inmigración de gentes «de color»…

    deberán sacar las consecuencias que lo mejor para evitar estos

    «incidentes» es que los españoles desaparezcan o emigren y asi

    los «españoles de origen mobrebí» podrán vivir a gusto

    sin sentirse provocados por mujeres guapas y sin velo…


    Observación: recapacitemos en que la obsesiva mania «progre» de llamar a todos los extranjeros «…de origen…. TAL y CUAL» es porque implícitamente
    se niegan a llamarlos por el nombre de su nacionalidad verdadera…
    Así… deberían decir: «…un jóven MARROQUÍ» y no «un jóven de ORIGEN marroquí»… Por otra parte es enternecedor cómo la prensa llama «jóvenes» a todo tipo de gamberros y sabandijas… como los que sistemátriucamente incendian automóviles ewn Francia

  3. ¿Te asombra AMDG? En mi opinión son las consecuencias de esas lecciones sobre el buenismo descerebrado, que las armas y las peleas son siempre malas, esas historias sobre el feminsmo de que todos somos iguales y por último, esa ley criminal sobre la «proporcionalidad». La gente tiene miedo ser el nuevo profesor Neira, y con razón porque la alternativa es la cárcel bajo la acusación de violento.

    Cuando llegué a España hacía el ridículo continuamente por tener la cómica costumbre de ceder el asiento en el metro. Luego aprendí que no debía hacerlo y en consecuencia viajo siempre de pie, así me evito conflictos conmigo mismo.

    5 atacantes… Mi solución: Golpe en la nuez o rodillazo al esternón a uno de los chicos, algo que lo deje fuera de combate y asuste a los otros, pedir ayuda a los demás pasajeros y si se arregla con eso, huir de allí lo más rápido posible confiando en que no den conmigo porque soy el único que iría a la cárcel por el lío.

    Lo siento por la chica. Y me alegro mucho de no haber estado allí. Esos que le dieron la paliza no tienen nada que temer, si los atrapan les soltarán enseguida. Si alguien intentaba algo o la «defendia» con buenas palabras y terminaba en el hospital, o la defendía de verdad y acababa en la cárcel.

  4. De haber habido allí un par de horribles xenófobos violabebés desde luego que no hubiera ocurrido eso. Lo que hubiera ocurrido es que, de partirles la cabeza a los berberiscos, los dos españolitos hubieran estado en televisión durante un mes siendo crucificados a diario. Sin olvidar la filtración de vídeos justo antes de su juicio (convenientemente editados).

    Y de haber sido ellos los que hubieran terminado, digamos, apuñalados por la espalda, entonces todo hubiera sido reseñado con tres líneas en la página 28 de un par de periódicos y jamás se hubiera comentado ningún vídeo de ninguna cámara de seguridad por un grupo de sesudos opinólogos profesionales. O ni eso.

    La libertad es lo que tiene.

  5. Sí. Los adoctrinamientos sobre el buenismo, la solidaridad, la ayuda…. pero no sólo eso.
    Esto es consecuencia (una de ellas solamente) de la feminización e infantilización de la sociedad.
    La gente siempre espera que un ser supremo resuelva todas las cosas. Sea el papá estado, o el tío Ayuntamiento. O quien sea, pero que les resuelvan los problemas.
    El vulgo creo que nunca ha sido tan inerme, tan manipulable y tan feliz de su condición de nada.

    Esto es deprimente, porque no veo solución para eso. La gente mira cualquier cosa, pero esos que no dan la cara porque no saben lo que es eso, jamás han dado la cara por nada, no son responsables de nada, siempre esperan que otro solucione las cosas, esos miran las injusticias y pasan, pero las injusticias los alcanzarán a ellos, es la lógica de las cosas.
    Un día les tocará, y nadie los defenderá.

    En fin. Yo no voy en metro, felizmente vivo en un lugar que no tiene ni metro ni trenes ni aeropuerto ni puerto. Lo más desarrollado que hay aquí es una estación de autobuses.
    Pero aún así, me defendería. No sería una víctima fácil, porque desconfío y tomo precauciones.
    Mis hijos el otro día persiguieron a un ladrón por la calle. No iba con ellos, se había llevado un par de videojuegos de la tienda en la que ellos estaban curioseando. Claro que esto no es España, donde la ley proteje a los delincuentes y condena a los ciudadanos honestos.

    Que queréis que os diga. Que si los españoles siguen así, sólo tendrán lo que se merezcan.

  6. Totalmente de acuerdo con los comentarios anteriores.
    Por supuesto cuando los delincuentes son «jovenes de origen extranjero», nunca hay un movil racista para nuestros vendidos periodistas. Asi nos va.

  7. Todos los magrebíes cuando nos atacan , sea atracándonos en la calle , en nuestras tiendas , en nuestras gasolineras , violando a nuestras mujeres , secuestrando a nuestros compatriotas etc … lo hacen siempre golpeando con ese ensañamiento y ese odio que desde su religión y su cultura les han inculcado contra los «infieles» a su secta.

  8. Todo está relacionado , Europa es un territorio de caza para los musulmanes (Dar Al Harb) , leed este comentario extraido del blog de Clases medias (Enrique de Diego) :

    En un viaje que hize por Oriente Próximo me contarón que los musulmanes tenían el plan preconcebido de islamizar Europa mediante la inmigración y la expansión demográfica y recientemente he visto algún estudio sobre esto. También me contaron que Arabia Saudí estaba harta de toda la chusma que peregrina a la Meca y que muchos de ellos se quedan allí como inmigrantes ilegales sin tener donde caerse muertos ,y que tenían mucho interés en que se potenciara a Córdoba en España como lugar de encuentro entre culturas y establecer una «Bula» ,como ya hubo durante el califato ,para cumplir la obligación del precepto musulmán en Córdoba y no en la Meca, quedándose ellos solo con la perigranación de los ricos y mandarnos a nosotros todos los pobres ,y el Moratinos erre que erre trayendo a todo el moro que pilla a visitar la «Catedral» que no mezquita (que los moros construyeron sobre una antigua iglesia visigoda), y podría seguir con toda una serie de complots y elucubraciones de la única razón de vivir del buen musulmán, la de acabar con el infiel y exterminarlo de la faz de la tierra ya sea judio o cristiano. Por esto el conflicto arabe-isarelí no tiene solución, ni tampoco Turquía podrá entrar jamás en la Unión Europea.

  9. Lo mismo da que sean moros que chinos o españoles, los 72 pasajeros no se mueven en cualquiera de los casos. Es el nivel de cobardia, de egoismo de apego a la vida al que hemos llegado. Y el mes que viene joderan a la sobrina de alguno de esos 72 que no hicieron nada y en este nuevo caso tampoco nadie hara nada. Y otra, y otra hasta que al final no podamos mirarnos al espejo de la verguenza propia y reaccionemos.

    Recuerdo de crio la primera paliza que me dieron, tenia 13 años, volvia del colegio en la L5 de bcn y unos boixos me dieron una que me mee encima, me pusiron guapo en un momento. La gente saltaba de los asientos para no recibir golpes. Las novias de los propios agresores fueron las que les pararon por pena, dejad al chaval decian. Es algo conocido de los inicios del metro decadas atras, en la calle la gente es mas valiente, la policia puede estar a la vuelta de la esquina pero en los tuneles del metro la gente se deben sentir atrapados, no quieren jaleos.

  10. Yo no hablaba de lemmings normales. Yo hablaba de los «sospechosos habituales»: ésos para los que no hay presunción de inocencia y a día de hoy se les sigue encarcelando por delitos de opinión. Ésos eran mis xenófobos. ¿Hay que ser más claro?

    • No, no tienes que ser más claro. Es muy evidente de quienes hablas. Hablas de esos que son culpables de todo, hasta de lo que pasó cuando no habían nacido. De los que no pueden defenderse del ataque de los guarros izquierdistas, aunque corra peligro su vida, de los que no gozan de la presunción de inocencia, de los que corren peligro sólo por llevar determinada ropa.
      De esos. E irónicamente, si esos hubiesen ido en ese tren, a esa chica la hubiese defendido alguien.

  11. Hace 10 años, en la estación de Plaza Cataluña de Barcelona, un domingo, volviendo del Mercado de San Antonio, le dí un guantazo en la espalda y un empujón a un moro que estaba por sacarle el bolso a una mujer en la zona de las máquinas de validar el billete para acceder a las vías. Había 4 o 5 de estos moromierdas apostados a intervalos regulares enfrente de las dichas máquinas («de caza», obviamente). No tuve tiempo ni de pensármelo cuando le solté el manotazo por detrás, a la altura del hombro, al tiempo que lo dejaba sordo de un bocinazo. La sorpresa que le dí y el pelo corto que llevaba yo, más la cara de los días malos y los gritos que le pegaba le hicieron sin duda pensar que era un agente del orden. Este pedazo de excremento empezó a batir en retirada poniendo cara de lástima y repitiendo que no hacía nada malo. Al correr de los segundos comenzó a realizar que no era policía y a pesar de seguir reculando ante el vocerío que le dedicaba (de «moro de mierda hijo de puta» para arriba), se iba envalentonando hasta devolverme los insultos («Tú, español hijo puta») pero terminó por esfumarse. Mientras tanto los demás compinches se mantuvieron sin hacer nada y ante la llegada de un guardia de seguridad desaparecieron también. En todo momento no saqué la mano del bolsillo de la chaqueta donde tenía un spray de pimienta y un cuchillo de monte en su funda lo suficientemente grande y afilado como para hacerle otra boca por debajo de la barbilla. Tengo que decir que el «segurata» se arrimó a la escena con una calma calculada como para darle oportunidad al moromierda de alejarse sin tener que llamarle la atención o apresarlo. La mujer en cuestión se volatilizó también, y me quedé en el lugar rodeado de negros que me miraban con sorna y riéndose entre ellos, y dos o tres españolitos que miraban las manchas del techo o contaban las baldosas del suelo. Tuve la sensación de que estaba en una mala película de serie B, y que en cualquier momento iban a reaparecer los moromierdas a cobrarse la vergüenza de haber batido en retirada (el tema de la vergüenza y la humillación es algo insufrible para los moros). Bajé al andén y en ese lugar tan propicio para el pánico y el sentimiento de encierro, pasé unos minutos de auténtica preocupación esperando ver bajar de pronto en tropel a las hienas de antes. Mis ojos iban de las vías a las escaleras y de las escaleras a las vías. Llegó el tren y subí sin dejar de empuñar el cuchillo desenfundado en el bolsillo. Llegué a mi casa sudado como un pollo.

    Esa es mi «batallita». Después pensé que el riesgo corrido me hubiera podido resultar fatal: estas alimañas siempre van con navajas. Por lo tanto la cuestión planteada no tiene una respuesta cómoda. Aquí interviene mucho el genio de cada cual, y las fuerzas con que uno cuente, que no suelen ser las necesarias pues estos criminales acostumbran a ir en manada. Yo ruego siempre no encontrarme con una situación como esa, pues el conflicto entre mi genio y mi instinto de conservación (cobardía) me puede jugar una mala pasada, sobre todo teniendo en cuenta que no domino ninguna disciplina de combate cuerpo a cuerpo, ni de autodefensa, ni nada de nada. En esas circunstancias, lo más seguro es terminar en el hospital o en la morgue. Y hay otro motivo por el cual no quisiera ser testigo de una situación así: por no asistir en persona a la cobardía de todo un vagón (incluído yo) ante un hecho de esta naturaleza. Me pondría enfermo, y la constatación de mi propia cobardía me jodería la moral durante mucho tiempo con remordimientos y reconstrucciones «a toro pasado» de la escena.

    En todo caso, debemos realizar ya de una buena vez que esto va en serio, que las alimañas están entre nosotros y acechan ahí fuera para saltarnos al cuello a la menor ocasión propicia. Hay que empezar a organizarse, a unirse, a tomar conciencia de que hay sangre por delante, porque de lo contrario nos van a comer vivos: nos están comiendo vivos ya.

    • Nunca me ha pasado nada así, pero sí a personas muy próximas a mí y la situación es tal y como la describes.

      Estamos enfermos, tenemos que despertar a todos los despetables y reclutar a todos los reclutables.

  12. Justo acababa de poner el enlace de la noticia en el post de más arriba. Hacemos lo mismo que hacían los hispanorromanos en el 711, dejarse invadir. La diferencia es que ahora no tenemos visigodos con un par para alzarse contra ellos. Llevamos sus genes en nuestra sangre, pero nuestro espíritu dista mucho del de aquellos godos como Don Pelayo. Que tristeza y que patetismo.

    Hace un par de años, en las fiestas de un pueblo castellano, un amigo mío se tuvo que enfrentar a un moro que le había quitado la copa de la mano a su novia. El tío hizo ademán de sacar la navaja y mi amigo hizo lo propio, pero le advirtió que si la sacaba era para ir a por todas. Al final al moro le cayó la del oso y el resto de moros que había por allí ni se metieron por medio, viendo que había un español que no retrocedía. Ojalá fuéramos todos así.

  13. Un moro suelto no suele representar un peligro más que si se le da la espalda. Pero estos chacales suelen andar en banda. Cuando andan solos, van rozando los muros, bajándose de las aceras, pidiendo permiso, sonriendo a los cristianos, hasta pueden ser educados y amables. En cuanto se han juntado tres o cuatro de estas alimañas entonces se envalentonan y te muestran los dientes. Esos idiotas que dicen: «Yo conozco un morito en mi bloque, que es muy educado y simpático», no saben que le violará la hija en el momento en que la ocasión se presente o le pondrá la navaja en la garganta algún día.

  14. La historia siempre se repite. Estamos como estaban los campesinos que desarrollaron las artes marciales chinas y japonesas. A ellos se les prohibía llevar armas, igual que a nosotros. Igualmente estaban indenfensos frente a sus enemigos, tal y como hoy somos víctimas potenciales de todo tipo de delincuentes que sí llevan armas. Sean moros en todas sus variantes: violadores, asesinos, rateros, narcotraficantes, o simplemente que nos odian y nos quieren ver humillados y muertos. Y por supuesto, delincuentes del este, de sudamérica, del norte del sur y de todas partes. La ley española los protege a ellos y desampara a las víctimas.
    Pues esos pobres campesinos del siglo XIX crearon sus propias armas con objetos de uso cotidiano y desarrollaron unas maravillosas artes de combate. El arte ya lo tenemos: el que ellos desarrollaron y sólo tenemos que aprenderlo. Y en cuanto a las armas…..ya sabéis señores. Hay muchas cosas, bolígrafos, llaveros…. es sólo una casualidad tener un llavero con una estrella de david de buen tamaño. Y todavía más casual es que sus puntas estén algo afiladas. Yo no llevo ningún llavero con una estrella de david. Yo sólo llevo otro tipo de cosas inofensivas encima…..

    Saludos!!

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