Continúo con la presentación de una serie de artículos interesantísimos que empecé aquí.
EL PAÑUELO DE COMPANYS, trata de diversos líos político-sentimentales (sentimentales por decirlo finamente, son líos de bajo vientre) de Companys y compañía, valga el juego de palabras. Atención a esto, que nuestra que no solo los secesionistas vascongados se ofrecieron a los nazis:
… en ese momento ya había trascendido el viaje a Alemania de uno de los dirigentes escindidos, Manuel Blasi, y sus contactos con la red de Alfred Rosemberg; así como otro encuentro programado en Bruselas entre una delegación de Estat Català y representantes del Partido Nacional Socialista de Hitler.
COMPANYS: LA VERDADERA HISTORIA
Companys no era un revolucionario obrerista, se trataba de un burgués de izquierdas, por tanto con unas raíces filosóficas relacionadas más con el individualismo y relativismo, que con el totalitarismo marxista, pero que no le impidió adoptar posturas frontalmente contrarias a la convivencia democrática. Companys un personaje mediocre, mezquino y oportunista, con una ideología bastante simplona, de corte jacobino, que evolucionó de la indiferencia e incluso antipatía por el catalanismo al autonomísimo, para terminar en el separatismo cerril, pero que le permitió adaptarse a las circunstancias cambiantes de una época de efervescencia política.
JOSEBA ARREGUI (Arribista excelso).
Fue curilla, se salió cuando estaba en Alemania haciendo estudios a cargo de alguien, se casó con una alemana, se fue a París y obtuvo un titulillo de tres al cuarto sobre una de las ramas diminutas de Filosofía y se presentó ante Arzalluz como «un valor cultural presto a ser un fenómeno». Le dieron un puesto de maestrillo en el Seminario de San Sebastián y a continuación lo nombraron Secretario de Política Lingüística del Gobierno Vasco. Tras medrar como un Fouché, Garaicoechea lo nombró CONSEJERO DE CULTURA y en 1984 lideró a los peneuvistas de Guipúzcoa contra Arzalluz, que se quería cargar a Garaico, y se lo cargó.
Qué penoso resulta todo esto, algún día les daremos la independencia; es decir, les echaremnos de España, por impresentables.