Así de claro lo cuenta Esparza en un artículo de El Manifiesto. No tiene desperdicio, hay que leer en tero, dos veces. Dice el Embajador que con cacahuetes y cervecita, una copa de fino con unas lonchas de jamón también le deben ir bien.
Trata de la polémica abierta por Esperanza Aguirre sobre las ideas, y desmiente que se trata de ideas, porque el PP le teiene alergia a las ideas:
En vez de tomar la iniciativa en materia ideológica, el PP siempre ha preferido pastelear con “lo que hay”, y lo que hay es el monopolio ideológico de la izquierda. Siempre se ha creído en la calle Génova que el PP no debía dar la batalla de las ideas, porque ese campo ya era del enemigo, sino que había que adaptarse a la situación dominante. Así el discurso del PP, en muchos aspectos, se ha convertido en un “bueno, sí, pero sólo un poquito”: un poquito progresistas, un poquito modernos, un poquito igualitarios, un poquito nihilistas… un poquito memos, en fin, porque, si lo que la derecha va a defender es lo que la izquierda va imponiendo, ¿para qué hace falta la derecha?
Pero, afortunadamente:
Es verdad que hoy existe una actividad cultural y social “de derechas” como no la ha habido nunca en España desde 1980. Pero es especialmente importante subrayar que toda esa actividad ha crecido al margen del PP y, frecuentemente, contra él o a pesar de él. (…) Todo eso ha surgido sin el menor respaldo financiero o político de un PP que controla abundantes presupuestos en numerosas provincias de España pero que, al contrario que el PSOE, siente pavor a gastar un solo duro en nada que pueda parecer “comprometido”. Si hoy tenemos derecha en España, es a pesar del PP.
Je, y a estos va Rajoy y les paga un sartenazo. No, amigos, Rajoy NO os ha traicionado, OS HA DESENGAÑADO. A partir de ahora NO TENÉIS DISCULPA:
Ahora, después de las elecciones del 2008, la derecha social tiene que prescindir del PP. Todos los grandes asuntos que preocupan a la base política y social del PP no despiertan el menor interés en la calle Génova. Ni la imposición de la asignatura Educación para la ciudadanía, ni el escándalo continuo de una ley sobre aborto permanentemente vulnerada, ni la marginación de la asignatura de religión en las escuelas, ni la ruptura de la unidad cultural de España, ni el peso ya insoportable de una inmigración innecesaria, ni el deterioro de la familia como institución social… Nada de todo eso tiene importancia para una burocracia partitocrática cuyos horizontes se sitúan más bien en la pura gestión de un orden social creado por otros –por la izquierda-, una burocracia que sólo entiende el discurso político como una amalgama de propuestas de orden económico y que ha renunciado, por complejo o por ignorancia o por las dos cosas a la vez, a articular un proyecto comunitario reconocible.
Ha llegado el momento de que la derecha social se emancipe de la derecha política. Debe ser ella, y ya no el PP, quien marque la agenda de la reivindicación y de la oposición. De lo contrario, tendremos zapaterismo para muchos años y, lo que es peor, Zapatero culminará sin resistencias su proyecto –profundamente nihilista- de transformación social, cultural y política de España.
O eso, o transigir. Y si os decidís por lo último, por favor, no os quejéis, ni os escandalicéis de la política de Zapatero. La de Rajoy no sería esencialmente distinta.
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