Continúo el repaso al libro Isabel la Católica de Manuel Fernández Álvarez (aquí está la parte anterior: Isabel la Católica, de Manuel Fernández Álvarez (7)
p. 539: «Desde entones la guerra divinal se arraiga con fuerza en el ánimo de los españoles e impregnará hondamente toda su política exterior»
Nunca había leído lo de guerra «divinal» (imagino que quiere decir santa). Busco en Internet la expresión y veo que Fernández reutiliza en el libro material de otros previos: España y los españoles en los tiempos modernos
En todo caso, eran en efecto, las divisiones religiosas las que marcaron los conflictos bélicos de España, pero ¿hubiera podido ser de otra manera?
p. 564: «… los Príncipes de la Edad Moderna aspiran a controlarlo todo con la mayor perfección posible y consideran lícita la intervención en los movimientos comerciales. Postura antitética a la medieval, en la que el comentario con otro país era considerado como un derecho solemne dentro de la Cristiandad»
Vaya, la Edad Media era librecambista,. ¡Que sorpresa para algunos! Por lo demás, lo de derecho solemne es una solemne bobada. Los medievales hablaban de derecho de gentes.
p. 570: «De ahí que desde los Reyes católicos, al transformarse la Monarquía en un estado confesional…»
«Estado confesional» Otro solemne anacronismo.
p. 574: «y como estamos en la época del pleno Renacimiento, tanto en Italia como en los Países Bajos, la primera pregunta que debemos formularnos es hasta qué punto penetra en los reinos hispanos»
Juas. Esto es como el chiste: «No me esperen a cenar, que me voy a la Guerra de los 30 Años«. ¿Cómo iban a saber que estaba en el Renacimiento y que tenían que empaparse de él si ese nombre se asignó varios siglos después? El Renacimiento se conformó, entre otras cosas, por el grado en el que España, aceptó unas cosas y rechazó otras. Sigue:
… ¿hubo en España Renacimiento?… la cuestión … ha de llevarse más lejos … al conjunto de la sociedad española
Pero hombre, ¿cómo cabe esperar que una tendencia aristocrática -y cursi hasta el ridículo- llegue a calar en la sociedad? Aun hoy en día el clásico endecasílabo nos parece retórico y artificial, mientras que los romances medievales nos llegan al alma. Aunque a Fernándezseguramente le parezca de escándalo que los pastores de la mesta no hablaran como los de la Églogas de Garcilaso.
p. 583: «La atonía de nuestro humanismo»
Título de un epígrafe cuyo contenido ya se supone. Atención a esto:
p. 593: Alcalá de henares, con su forja de humanistas cristianos, y Salamanca, con la figura impar de Francisco de Vitoria, el fundador del derecho de gentes y el severo correcto de la política regia, se inscriben en lo mejor del quehacer intelectual de la Europa del Renacimiento»
¿Figura impar? Aquí van algunos compañeros: Domingo Báñez, Tomás de Mercado, Luis de Molina, Domingo de Soto, Francisco Suárez.
Además, el ius gentium había sido iniciado antes siglos atrás, se le considera fundador del «derecho internacional». De la idea del mismo, el tal derecho no existe en realidad.
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Una reflexión final. Hay que dar gracias a Dios por la existencia de Internet, que permite a un don nadie como yo leerle la cartilla a un miembro de la Academia de la Historia, profesor emérito de la Universidad de Salamanca, Premio Nacional de Historia, Premio Dos Juan de Borbón, etc. etc. etc. ¿Os imagináis que un historiador de carrera pudiera escribir esto que escribo en una revista de historia? Desde luego que no. No se atreverían a publicarlo, o sería el fin de mi carrera.
En fin, esta es la historia que se escribe actualmente. Y, lo que es peor, la que se premia.
«Nunca había leído lo de guerra divinal». Hay que ser indocumentado para hacer pública semejante declaración. Caballero, lea a Sánchez Albornoz, quien, a su vez, toma la expresión de Alonso de Cartagena. Eso sí, tendrá que ir a una biblioteca. Vaya a la sección de manuscritos de la BNE y en el ms. 9262, f. 17 vº encontrará la forma primitiva, en latín, «bellum diuinum». Si este es el modo de enmendarle la plana a un académico, estamos apañados.